Honda CB750 Hornet, devoradora de curvas

La Honda Hornet ha sido una de las grandes novedades de este año. Estamos ante un modelo que hereda un nombre emblemático dentro de la nomenclatura de la marca japonesa. Introducida en 1998, la Hornet siempre destacó por su atrevida estética naked y por sus prestaciones deportivas, pero también por su versatilidad capaz de llevarnos a trabajar cada día, de salida el domingo por la mañana y también como compañera de viajes. Y la nueva Hornet destaca todavía más arropada por el nuevo propulsor de 755cc y 92 CV de potencia, las ayudas electrónicas a la conducción y un precio atractivo.

Ya habíamos tenido la oportunidad de probarla y pasó el test con nota. Ahora le tocaba la prueba a fondo. ¿Y qué mejor que irse de viaje con ella pasando por todo tipo de carreteras, sobre todo reviradas, donde disfrutar de su carácter deportivo? Si decides ir al Circuito de MotorLand Aragon para disfrutar del WorldSBK y con el piloto Jordi Torres como compañero de viaje la propuesta gana muchos enteros.

Para ponernos en situación, la nueva Hornet está impulsada por un motor bicilíndrico que destaca por su empuje a medio régimen. Las suspensiones las firma el especialista Showa y solo es regulable el amortiguador trasero. En la frenada destacan dos discos delanteros de 296 milímetros mordidos por pinzas Nissin de cuatro pistones y anclaje radial que aseguran una gran efectividad. Mención aparte merece la electrónica con cuatro modos de conducción (Sport, Standard, Rain y User, este último personalizable) que inciden en la entrega de potencia, el freno motor y el control de tracción. El cuadro de instrumentos dispone de conectividad vía Bluetooth y el sistema propio de Honda de control por voz Smart Voice Control. Cuenta de serie con luces de frenada de emergencia, intermitentes autocancelables y toma de corriente USB-C bajo el asiento. El asistente de cambio para subir y bajar marchas es opcional. El peso es de 190 kilos en marcha y la altura del asiento de 795 mm. Además, está disponible en versión A2. ¡Ah! Y el precio se sitúa en unos interesantes 7.800 euros.

Así es como pusimos rumbo a MotorLand saliendo desde Valencia. Las carreteras viradas de la Sierra Calderona fueron el mejor calentamiento para después discurrir por localidades como Les Useres, Morella para llegar hasta Valderobles. La bondad del motor, con su excelente entrega a medio régimen, permite disfrutar desde el primer momento. Eso sí, siempre arropado por una frenada progresiva pero contundente si hace falta y una posición de conducción cómoda con mimbres deportivos. Nuestra unidad llevaba una pequeña visera derivabrisas que desviaba el aire lo justo para aportar un plus de confort en orden de marcha.

La Hornet entra con facilidad en las curvas y cambia de dirección con rapidez. Tal vez el recorrido inicial de la suspensión delantero resulta algo blando en conducción deportiva pero esta ‘rapidez’ inicial de la horquilla es la que aporta confort tanto en ciudad como en tramos bacheados. En curvas rápidas, como las que encontramos pasando por Morella brinda un gran aplomo y por ende seguridad.

Como hemos apuntado, el motor es una gozada por su respuesta a bajo y medio régimen, facilitando las salidas de las curvas en tramos virados, pero también disfruta de una pegada deportiva en la parte final del tacómetro. La frenada transmite confianza, más todavía apoyándose en un ABS de lo más efectivo, y no desfallece a pesar de no darle tregua, como hicimos.

Después de casi 300 kilómetros de mucha curva y poca recta llegamos al hotel con un consumo medio de solo 4,9 litros cada 100 kilómetros a pesar de haber viajado a un ritmo alegre. Puede que el motor ya no sea de cuatro cilindros como la Hornet original, pero el comportamiento dinámico de este bicilíndrico no deja de sorprender gratamente en todos los aspectos. Con todo, se trata de una evolución natural si nos fijamos dónde se están quedando los motores tetracilíndricos.

Descansados del viaje, al día siguiente tuvimos la oportunidad de disfrutar de un día en las carreras en MotorLand con visita al pitlane y a la parrilla de una carrera de Superbikes, además de dar una vuelta al circuito (poco a poco) con los pilotos Honda Iker Lecuona y Xavier Vierge como maestros de ceremonias y parte de la celebración de 75 aniversario de Honda. Pero esta ya es otra historia que merece un capítulo aparte.