España apoya la nueva movilidad, pero ni la conoce ni la secunda
Los ciudadanos conocen los planes de descarbonización y movilidad sostenible del Gobierno, pero solo de oídas
La sostenibilidad es una tendencia en alza en Europa. Una tendencia que poco o nada tiene que ver con la realidad en España, donde se vive más de intenciones que de hechos. Según un estudio poblacional realizado por la plataforma global de investigación de mercados Appinio para el Comité de Movilidad de la AMKT (Asociación de Marketing de España), liderado por Nort3 y la consultora Pons Mobility, el 80% de la población conoce la existencia de las Zonas de Bajas Emisiones, pero “solo lo hace de oídas”. Algo que parece suficiente para que dos de cada tres españoles (66%) apoyen la puesta en marcha de las ZBE.
Eso demuestra que la gente compra el mensaje, pero sin indagar en su contenido y sin saber en qué consisten los planes actuales de descarbonización del Gobierno, de los cuales el 44% admite estar desinformado. Además, no predican en absoluto con el ejemplo. Cuando se les pregunta, los encuestados muestran interés en otros servicios de movilidad como bicicletas públicas, VTCs, patinetes compartidos, alquiler o renting o car-sharing; pero la realidad es que la mayoría de ellos se mueve en vehículo privado, hasta el punto de que en más de la mitad de los hogares españoles (52%) hay más de un vehículo.

Y no hablamos de modelos sostenibles. La penetración del vehículo eléctrico en el mercado español continúa siendo testimonial en España. Según el estudio, por cada 100.000 habitantes contamos con tan sólo 50 coches eléctricos, mientras que otros países como Islandia hay 1.098,9 vehículos eléctricos por cada 100.000 habitantes, en Suecia 505,2, o en Dinamarca 448,3.
El 63% de los españoles piensa que esta tendencia podría cambiar si se aumentase el porcentaje de ayudas a la adquisición de un vehículo eléctrico, hasta el punto de catalogarlas como “vitales”. Pero quizá olvidan que aunque se solvente el problema de la compra se seguiría teniendo el problema de la carga. España tiene una de las peores infraestructuras de recarga pública de todo el viejo continente. Un gran inconveniente si se tiene en cuenta que más de 60% del parque automovilístico español aparca en la calle. Y los que lo hacen en el garaje lo hacen en parkings privados subterráneos donde muchas veces es complicado y caro cometer la obra para poner un wallbox.

Alemania es el país de Europa líder en la disposición de compra de los usuarios de un coche eléctrico (49%), mientras que Francia se posiciona como el país en el que “más probabilidades muestran de afirmar que es muy improbable que su próximo coche sea eléctrico” (36%). Además, en general, el grupo poblacional de entre 55 y 64 años de edad es el menos propenso a dicha compra de un vehículo electrificado, lo que demuestra que los jóvenes están más concienciados con la sostenibilidad.
España, por su parte, en comparación a países vecinos como Reino Unido, Francia o Alemania, y con un 82% de apoyo, es el país más dispuesto a usar medios de transporte más sostenibles, incluso si éstos suponen un cambio en sus hábitos de movilidad. Pero del dicho al hecho hay un trecho, ya que lo cierto es que el uso de transporte privado y con motor de combustión sigue siendo el más utilizado entre la población con un porcentaje rotundamente mayoritario. En cambio en otros país con peores condiciones climáticas, el suo de la bicicleta, por ejemplo, es mayoritario.

Esta visto que de intenciones vive tanto el ciudadano como el político, porque la realidad es muy contraria a la idílica revolución del transporte sostenible que se lleva planteando desde hace años en nuestro país, sin que todavía se hayan visto cambios efectivos que supongan un beneficio real y global para la salud y el medioambiente.