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La tecnología de Vay que permite conducir un coche a distancia

Los coches con su tecnología se conducen a distancia desde puestos de mando parecidos a los simuladores profesionales de videojuegos.

Durante los peores compases de la pandemia, todo el que pudo se aferró al teletrabajo para poder seguir trabajando mientras estábamos confinados. Otros no pudieron trabajar porque sus empleos no eran compatibles con ello y muchos perfiles, como los de sector de los transportes, debían mantener su rutina, garantizando el transporte de bienes bajo cualquier circunstancia. Qué bien les habría venido la tecnología de la compañía alemana Vay a muchos de ellos, un sistema que permite conducir a distancia.

Vay es una empresa emergente que está trabajando en un sistema de control remoto de vehículos a través de centros de mando que pueden instalarse a varios kilómetros de distancia del vehículo. Su propuesta se asemeja a un cockpit típico de los simuladores de los videojuegos de conducción, con un volante, pedales y varias pantallas para ver el frente y los alrededores del vehículo, así como el estado general del mismo.

Pruebas en tráfico real

La compañía, que ha recibido inversiones por más de 100 millones de dólares, se encuentra ahora en una situación clave, al recibir el permiso de la ciudad de Hamburgo para probar sus sistemas en carretera abierta en la zona del puerto de la ciudad. Vay, que confirma que ha estado realizado pruebas con su tecnología durante más de tres años, ya ha empezado a utilizar su sistema en situaciones de tráfico real con unidades eléctricas modificadas del Kia Niro. Como suele ser habitual, durante el período de pruebas se requiere la presencia de un conductor en el vehículo por si hubiera que tomar el control.

Según la compañía, los resultados son positivos y, de continuar así, intentarán conseguir los permisos para extender su actividad a cualquier tipo de carretera y, en última instancia, ofrecer su servicio a las compañías que lo quieran aprovechar. Según palabras de su consejero delegado y cofundador, Thomas von der Ohe, su despliegue masivo “podría llevar meses, no años”.

La visión de la compañía, más que con el transporte de bienes, se centraría, en primera instancia, en el transporte de pasajeros. Mientras la posibilidad de la llegada de grandes flotas de coches autónomos se diluye ante la incapacidad de alcanzar la autonomía total, Vay propondría un servicio en el que el vehículo, siempre eléctrico, iría al lugar donde se encontrara el cliente, que entraría en el mismo para usarlo como carsharing, conduciéndolo él mismo hasta donde quisiera, volviendo el conductor a distancia a tomar el control del coche cuando el cliente dejara el vehículo en su destino. En un futuro no se descarta otro tipo de servicios basados en esta tecnología.

Escépticos con la conducción autónoma

Vay cimienta su servicio y tecnología en la creencia de que todavía queda mucho para que veamos coches 100% autónomos, pese a que, según la consultora McKinsey, se han invertido más de 206.000 millones de dólares en tecnologías de conducción autónoma desde 2010. La firma alemana posiciona su sistema como un paso intermedio entre las herramientas actuales y la llegada de los robotaxis autónomos.

Su intención es llevar a lo extremo lo que ya hemos podido ver en pequeñas dosis en otras marcas, que usan sistemas de control remoto como un servicio para sus clientes en maniobras muy controladas. Por ejemplo, marcas como Ford o Mazda -por nombrar solo algunas- hace años que permiten que sus vehículos aparquen solos, con sus conductores a bordo o incluso fuera del coche apretando un botón en una aplicación móvil.

Otras compañías, como Tesla, también permiten que sus vehículos aparquen solos y además ofrecen nuevas funciones como la salida automática de la plaza de aparcamiento para, por ejemplo, facilitar el acceso al vehículo en caso de que estuviera estacionado en una plaza estrecha. A todos estos sistemas habría que sumar el Asistente de Marcha Atrás de BMW, que permite deshacer tu última maniobra para salir con éxito de algún lugar muy estrecho o de una situación complicada.

Por último, cabe recordar el Audi RS 7 piloted driving, un prototipo de la berlina deportiva de la firma alemana creada para rodar de forma autónoma en el Circuito de Hockenheim a velocidad de competición, marcando tiempos de vuelta de alrededor de dos minutos. Aquel experimento, de 2014, utilizaba el GPS para orientarse sobre la pista, señales transmitidas al vehículo a través de Internet y señales de radio de alta frecuencia, mientras el mismo vehículo generaba imágenes del entorno con cámaras para poder reconocer su posición exacta en el trazado.