Probamos la esperada BMW R 1300 GS

La esperada BMW R 1300 GS no defrauda. Dudas sí había generado de que fuera superior a la R 1250 GS, un modelo realmente completo y evolucionado. Pero la firma alemana ha hecho un grandísimo trabajo en esta nueva entrega de esta longeva familia, eso sí, para quien pueda pagar los 21.290 euros de la versión básica, aunque BMW cuenta con interesantes fórmulas de financiación, detalle clave también en el éxito de ventas.

De salida, la BMW R 1300 GS resulta más estilizada. El nuevo diseño hace que destile una imagen de moto más pequeña, aunque no lo es. La parte delantera resulta muy ligera visualmente, al igual que el resto del conjunto con el chasis integrado dentro del diseño, al igual que el subchasis de aluminio. Porque la reubicación de la caja de cambios, antes detrás del motor y ahora debajo, ha permitido rediseñar la moto y el reparto de pesos para optimizar el dinamismo.

En este caso, la unidad de pruebas estaba equipada con extras como la suspensión electrónica, la pantalla regulable y el radar de proximidad del control de la velocidad crucero, entre otros. A su grupa la posición de conducción resulta más asfáltica que su antecesora (tuvimos la oportunidad de probar la R 1250 GS antes para refrescar las sensaciones), es decir, no tan off-road. El cuadro de instrumentos es el conocido y la navegación resulta muy sencilla, incluso para gestionar la suspensión electrónica.

Poder ajustar la altura de la suspensión, a pesar de ser un extra es todo un valor añadido. En mi caso mido 1,75 y con esos tres centímetros arriba o abajo me permiten hacer pie con el pie plano en la posición baja, opción muy cómoda por la ciudad o por pistas y caminos por si necesitamos hacer pie. También el Telelever (tren delantero) se ha mejorado. Ofrece mucho aplomo en curvas rápidas, permite frenar con mucha seguridad aunque en contra partida no acaba de transmitir toda la información al conductor, sobre todo si llueve.

Al igual que su antecesora, con la R 1300 GS puedes ir muy rápido por carretera. Le gustan las curvas largas y hay que trabajar un poco con ella en las zonas más viradas pero es una delicia en cualquier escenario. De la frenada se encarga el especialista Brembo (aunque ponga BMW en las pinzas). Es de lo mejor del mercado, dosificable pero muy potente, sobre todo con la posibilidad de poderte apoyar con total confianza en el tren delantero. Además, la frenada es combinada y si tenemos que frenar en curva resulta más estable y por ende más segura. De serie cuenta con toda una suerte de ayudas electrónicas que nos permitirán disfrutar de los 145 CV (nueve más que su antecesora) y 149 Nm de par (el motor bóxer más potente de BMW).

El motor responde muy bien a bajo y medio régimen mientras que a partir de unas 5.500 rpm empuja con mucha fuerza ofreciendo una impronta deportiva inusitada. El cambio rápido es toda una ayuda y podría ir mejor, como en otros modelos ya que BMW es una referencia obligada en este campo.

Lejos del asfalto, la BMW R 1300 GS sigue haciendo gala de un buen dinamismo pero sin pedirle peras al olmo llevados por todos los vídeos que corren por las redes de pilotos haciendo de funambulistas con sus maxitrails. En suma, la firma alemana vuelve a poner el listón muy alto con la 1300; mejor que nunca.