SW-Motech Open House: más que un salón de la moto

Los salones de la industria, tanto del automóvil como de la motocicleta, han perdido relevancia durante el último lustro. Del mítico Salón del Automóvil de Barcelona hemos pasado a un Automobile Barcelona muy digno y un MOTOh! de carácter comercial, sin apenas novedades en ambos casos. Sin embargo, en Rauschenberg (Alemania), SW-Motech es capaz de reunir a los principales fabricantes del sector y cerca de 35.000 apasionados de las dos ruedas durante el Open House. ¿Cómo una empresa dedicada a los accesorios para moto consigue esa participación? Lo vivimos y te lo contamos.

Tal como os contamos en este artículo, SW-Motech es una empresa relativamente joven. Nació en 1994 como un proyecto entre amigos, la típica historia de un garaje y muchas horas de esfuerzo. Jörg Diehl, Kai Jockel y Jürgen Swora viajaban constantemente con sus motos y querían para ellas accesorios resistentes y capaces de soportar los desafíos más duros sobre dos ruedas. Hablamos de protectores laterales, soportes de maletas capaces de cruzar un río y bolsas de viaje para todo tipo de segmentos.

En 2005 se dieron a conocer por el sistema Quick-Lock, que permite montar y desmontar las bolsas de depósito o del colín en un segundo gracias a un anillo que ancla y sujeta el equipaje. Es tal la confianza en su producto que abren las puertas de su fábrica en Rauschenberg una vez al año. Ellos lo llaman Open House, una fiesta de la moto a la que hemos podido asistir para conocer a fondo una marca que es pura filosofía de vida.

También aprovechamos para conocer mejor los procesos de fabricación de su infinidad de productos, valorados por la durabilidad, pero también por su diseño moderno, deportivo y aventurero. SW-Motech valora la tecnología como una parte esencial de un proceso muy humano, de ahí que las personas sigan siendo el centro de su planta. Una instalación de la que no salen millones de pedidos, pero sí lo hacen bajo unos estándares de calidad revisados a lo largo de toda la cadena de producción. Un cuidado que aplican también a su cadena de distribución, que puedes encontrar en este enlace.

Como todo en SW-Motech, el encuentro anual comenzó siendo una simple barbacoa entre trabajadores. Años después se ha convertido en una concentración que reúne a miles de aficionados y que cuenta con el aval de las principales firmas de motocicletas, accesorios y neumáticos del mercado europeo. Las calles de su planta se convierten en los mejores pabellones para protagonistas como Alpinestars, Aprilia, Arai, BMW Motorrad, Bridgestone, Ducati, Harley Davidson, Honda, HJC, KTM, Öhlins, Yamaha e incluso algunas más nuevas como Zero Motorcycles, entre otras.

El producto no solo está expuesto, sino que puedes solicitar un testdrive por las carreteras boscosas y bien asfaltadas de alrededor. No es una prueba muy larga, pero os aseguro que jamás había podido exprimir una moto de pruebas en un salón como lo hice con la KTM 890 Duke R que reservé al llegar el primer día. Fue la única que pudimos realizar como grupo, dado que a las 12 de la mañana todas las sesiones, de todas las marcas, estaban agotadas.

Y no es de extrañar, el recinto estaba tan lleno como antaño lo estuvieron las ferias de las que hablaba al inicio del artículo. Ser testigo de tal capacidad de reunir al motero alemán, que apenas disfruta de tres meses de buen clima, me insufló esperanza en la posibilidad de crear un evento así en España. Algo parecido se consigue durante las motorutas como la Rider 1000 o la RodiBook, pero falta implicación por parte de las marcas y su participación es clave.

Solo así puedes crear un Open House español con presencia de recambistas, firmas de accesorios, equipamiento, amortiguadores y un largo etcétera que implica la industria auxiliar. Y solo así puedes crear un espacio con música en directo, restauración de calidad superior al de cualquier salón y charlas de los principales creadores de contenido del país. En resumen, un FESTIVAL DE LA MOTO es posible y SW Motech lo ha creado a casi 2.000 kilómetros de España.