Ford Explorer eléctrico: con hasta 500 kilómetros de autonomía
El crossover de la firma se pasa a la propulsión eléctrica con un cambio significativo de diseño, interior vanguardista y tracción total.
Un nuevo modelo 100% eléctrico de la firma del óvalo ha sido revelado y, como ya sucedió con el Mustang Mach-E, su nombre nos es familiar. Se trata del Ford Explorer eléctrico y es el primer turismo cero emisiones de la marca que se fabrica en Europa, concretamente en el Centro de Electrificación de Ford en Colonia (Alemania). El Mach-E nombrado anteriormente se ensambla en México y en China, por lo que este nuevo SUV medio es un hito para el edificio que ha supuesto una inversión de 2.000 millones de dólares para los americanos. Sin embargo, hoy no venimos a hablar de industria, queremos mostrar el futuro electrificado del Explorer, que ha cambiado y mucho.
Este SUV ha pasado por muchas fases, pero siempre mostrando el mismo carácter aventurero, capaz y sofisticado que buscan las familias con necesidad de espacio. Un enfoque que mantiene en sus dos nuevas versiones (Explorer y Explorer Premium), al tiempo que da un salto inmenso al terreno de la digitalización y la propulsión eléctrica, con potencias de hasta 340 CV, tracción a las cuatro ruedas y autonomías aproximadas de 500 kilómetros.
Un icono reconvertido
La estrategia de Ford con el Mustang eléctrico hirió alguna que otra sensibilidad, pero, por lo que parece, no ha sido descabellada. Con el Ford Explorer eléctrico siguen el camino marcado y el objetivo lo tienen claro: los clientes europeos. Motivo de más para que el diseño de su nueva era sostenible tenga herencia americana, sí, pero con toques aerodinámicos, futuristas y más fluidos que nunca.
Como todo eléctrico, el Explorer luce una parrilla carenada y sencilla sobre la que mostrar el óvalo azul sin pudor, la refrigeración es cosa del pasado. Como también los grupos ópticos clásicos, que ahora se sustituyen por unos faros alargados, con tecnología Matrix LED, que entrelazan sus gráficos con el escudo y la parrilla, aportando así más carácter, al tiempo que destacan el frontal. Un morro que lo hace parecer más ancho, en gran parte gracias al detalle decorativo inferior en forma de U, que además mejora el rendimiento aerodinámico hacia las ruedas delanteras, tal como lo hace la forma del capó y el alerón trasero.
Visto de perfil, el nuevo Ford Explorer eléctrico recurre a los guiños estéticos del viejo continente, como son los pilares A y C en negro para crear sensación de techo flotante. Me gusta especialmente el detalle gráfico de este último pilar, dotándolo de un dinamismo incluso estando estático. Además, al tener los voladizos tan cortos, su figura se compacta y parece todavía más todoterreno.
Tampoco podemos pasar por alto las llantas de aleación y aerodinámicas, que van de las 19 a las 21 pulgadas, o el tono Azul Artic elegido para el lanzamiento de esta generación, a medio camino entre el azul celeste y el plata. También se estrenará el color Vibrant Blue My Mind, al tiempo que mantienen los tonos Blanco Frozen, Gris Magnetic, Negro Agate y Rojo Lucid.
Nueva era digital
Los interiores de Ford siempre han sido su asignatura pendiente, algo que parecen solventar para la nueva era eléctrica. La simplicidad de sus motores se traslada también al salpicadero, más limpio y minimalista que nunca. Los materiales utilizados son sintéticos y tienen un diseño elegante, especialmente el Sensico con efecto piel del Explorer Premium.
Concede todo el protagonismo a la pantalla central de 15 pulgadas, con sistema Ford SYNV Move, que puede moverse (se eleva y abate) en un arco de 30 grados. Su interfaz es totalmente configurable, pero mantiene algunos controles deslizantes que agilizan la actuación en funciones como la climatización. Además, mantiene algunos comandos con un sistema táctil háptico para el volumen y las tecnologías de estacionamiento. Frente al volante cuadrado, encontramos una pantalla de 5,4 pulgadas con la información básica de los datos de conducción, niveles de carga y estado de los ADAS.
Lo más curioso de todo, sin embargo, se esconde tras esta pantalla central y es el My Private Locker. Esta zona de almacenamiento seguro permite ocultar a la vista la zona de carga de móviles, donde encontramos dos puertos USB-C y podemos guardar objetos personales.
Justo debajo de la pantalla hay otro compartimento para la carga inalámbrica de dos smartphones de tamaño grande, que se pueden conectar al sistema compatible con Android Auto y Apple CarPlay. Por cierto, al no tener el túnel de transmisión habitual, el reposabrazos tiene 17 litros de capacidad, así que cabe un portátil y esconde un rascador de hielo.
Un guiño más a su enfoque familiar, confirmado con un maletero de 450 litros de capacidad con los asientos traseros en su posición habitual, o a sus más de 1.400 litros con los asientos abatidos. Bajo el piso encontramos un hueco específico para guardar los cables del proceso de carga.
Un aventurero sostenible
El Ford Explorer eléctrico estará disponible en tres opciones de potencia, así como de tracción. Tenemos dos variantes de tracción trasera de 170 y 286 CV con un motor síncrono colocado en la zaga y una alternativa de tracción total y 340 CV de potencia que suma otro bloque independiente en el eje delantero. La respuesta del acelerador, la dirección y el ESC cambiará en función de cuatro modos de conducción: Normal, Sport, Eco e Individual y Traction para los modelos de tracción total,
La autonomía prevista alcanza los 500 kilómetros en la configuración más rutera, pero todavía no tenemos cifras definitivas sobre la capacidad de la batería. Tampoco nos han informado de su capacidad de carga o los tiempos que invertirá en tomas de corriente alterna Tipo 2, los Wallbox de 11 kW o los enchufes domésticos de 230 voltios.
Nos han hablado mucho de la evolución en los sistemas de ayuda a la conducción y seguridad, mejorados gracias a los 12 sensores ultrasónicos, cinco cámaras y tres radares que, en conjunto, alcanzan a monitorizar 360 grados alrededor del vehículo. Todos estos dispositivos le permiten introducir un sistema de cambio de carril asistido, un paso más hacia la conducción autónoma para la que también añaden ADAS como el reconocimiento de Señales de Velocidad, Asistente de Punto Ciego, Alerta de Tráfico Cruzado con Frenado Activo y Asistente de Salida de Estacionamiento, Asistente de Precolisión y muchos más.