Mini se reinventa totalmente eléctrico

Mini da un paso al frente buscando en su pasado. La firma británica afronta su quinta generación con un Cooper y un Countryman completamente eléctricos, y un regreso a sus orígenes en cuanto a diseño se refiere.

El Mini Cooper es un coche divertido y, al mismo tiempo, inconfundible. Ofrece unas líneas compactas, con unos voladizos y un capó cortos, que acentúan la imagen que tenemos del Mini de toda la vida. Pequeños cambios hacen actualizan el modelo, pero sin modificar su esencia, por ejemplo, los tiradores de puerta enrasados. La defensa se prolonga hasta el inferior del vehículo, con lo que nos encontramos sin guardabarros, pero se mantienen los clásicos faldones laterales.

Los faros circulares, y la llamativa parrilla mantienen el ADN de la marca. Estamos ante un Mini de los de siempre, sobre todo teniendo en cuenta que nos olvidamos de los cromados. Los faros LED ratifican esta nueva imagen, con una firma lumínica única.

Lateralmente es mucho más sencillo. Desaparece la banda negra circular. La zaga tiene también un aire nuevo, con superficies transparentes y pilotos enrasados. Un mismo sistema que se utiliza con la tercera luz de freno y la luz antiniebla trasera.

Cuando entramos en el coche es como si viviéramos un regreso al pasado. Es como si estuviéramos dentro de un Mini clásico, de los de antes. Podríamos definirlo como un estilo purista, con un cuadro de instrumentos redondo en su zona central y la clásica barra de mando debajo.

Las versiones más equipadas incorporan un Head up Display grande, que recoge todo el contenido que el conductor necesita para no desviar la vista a la consola central. Un salpicadero en donde cobran un gran protagonismo los acabados textiles. Se pueden elegir entre diferentes colores para las superficies textiles y los asientos en función del diseño del tapizado.

La parte trasera del vehículo ofrece la máxima reducción y confort, mientras que los accesorios de carga pueden guardarse cómodamente en un compartimento adicional bajo el piso del maletero. Abatiendo el asiento trasero en una proporción de 60:40, el maletero puede ampliarse de forma flexible desde 200 litros hasta ofrecer un volumen de hasta 800 litros.

No cabe duda de que lo más destacado del interior del Mini es la pantalla OLED central. Incluye el sistema operativo 9, que permite manejar todas las funciones del vehículo de forma intuitiva mediante el control táctil o por voz. Está más cerca del conductor, para que el conductor la pueda manejar más fácil. Ha crecido, con respecto a su generación anterior, llegando a los 240 mm de diámetro.

Lo que en general se denominan modos de conducción, para Mini son experiencias, que pueden llegar a siete. Cada una cuenta con una configuración diferente, y evidentemente la más deportiva es la “Go-Kart” que, con un grito de fuerza, cuando la activamos, nos adentra en un mundo de grandes experiencias.

El Mini Cooper cuenta con dos acabados, con motorizaciones eléctricas diferentes. La versión de entrada, Cooper “E”, cuenta con una potencia de 184 CV y una autonomía de 305 kilómetros. El siguiente paso es el acabado “SE”, y no ofrece 218 CV de potencia, con una batería con una capacidad de 49,2 kWh y una autonomía de 402 kilómetros.

Si lo que buscamos es un Mini más grande, el Countryman es la solución. Mantiene su espíritu eléctrico, pero con cinco puertas y la comodidad que eso supone. Presenta dos motorizaciones, con 204 y 313 CV, que nos permiten una autonomía de 432 y 462 kilómetros. El maletero es más amplio, con 460 litros sin abatir los asientos y si lo hacemos, llegamos a los 1.450. Un vehículo que incorpora una conducción autónoma de nivel 2.

En lo que a precios se refiere, en el caso del Cooper partimos de los 35.250 euros; mientras que en el caso del Countryman hablamos de un precio de inicio de 45.250 euros. Actualmente, la oferta incluye un wallbox, su instalación y la carga gratis de hasta quinientos kilómetros.