Primera prueba a fondo del nuevo Peugeot e208
Durante una semana hemos comprobado las prestaciones y disfrutado del dinamismo de un compacto de altísimo nivel. Destaca por sus reacciones y su equipamiento. Flojea en cuanto a precio y autonomía. Aunque nadie dijo que la electrificación iba a ser fácil y barata.
Afinamos la votación para el Car Of The Year probando como jurados el primer modelo 100% eléctrico concebido por Peugeot, el e208. Se trata de la tercera de las variantes (gasolina, diesel y eléctrica) que ofrece la nueva generación del compacto del segmento B de la marca francesa, un coche que nos ha transmitido una sensación muy agradable y divertida al volante. Sorprendente, si cabe. El Peugeot e208 (con el acabado GT) ofrece la deportividad en la conducción de la nueva gama, añade un plus tecnológico y prestacional merced a la electrificación total, a un reparto de pesos excelente y una suspensión muy afinada.
En nuestra prueba hemos sometido a la versión eléctrica a varios escenarios para comprobar cuál es su mejor territorio. Como dijo el CEO de la marca, Jean Philippe Imparato, en la charla que mantuvo con los jurados europeos del Car Of The Year, el 208 conjuga la ambición de ser un superventas, de ser asequible, sostenible y ofrecer una gran variedad de elección. Coincidimos con él al considerar este modelo un coche por el que sentir orgullo.
Por prestaciones hay que reconocer que es una pequeña bala, capaz de sortear las curvas más exigentes tanto en circuito (Mortefontaine, París) como en carretera abierta. Es divertido de conducir y ofrece un diseño moderno que hace que no pase desapercibido. De hecho, durante una semana hemos sido el foco de muchas miradas en las calles de Barcelona.
Si en algo hay que felicitar a la gente de Peugeot es en el trabajo que han hecho de diseño con este modelo. Las tres versiones son idénticas por fuera, salvando el logo del león que en el caso que nos ocupa es dicroico (cambia de color, en tono azulado, en función de la luz que recibe). La parrilla tiene un estilo agresivo y de corte deportivo. Las luces diurnas (como ya sucede en el 508) aparecen en forma de colmillos en los extremos inferiores de los grupos ópticos (con luces LED) y descienden hacia el faldón delantero.
La suavidad de las líneas circula hasta la parte trasera, rematando por arriba con un alerón y bajando de forma más agresiva en el portón, que recibe una franja negra en la parte central que va de lado a lado abarcando los grupos ópticos traseros. Este encaje de la trasera hace que parezca mucho más compacto. El paragolpes posterior está rematado por un difusor en color negro y una luz de posición también en la zona central. El logo con la ‘e’ preside el pilar C, justo después de la puerta.
La plataforma sobre la que se asienta el Peugeot e208 es la CMP (Common Modular Plattform) del grupo (la misma del DS3, por ejemplo) y lleva asociada una batería de 50 kWh que se encuentra colocada en la parte baja del piso. Eso hace que el peso empuje hacia abajo y el coche tenga mucho más aplomo y estabilidad.
Esta colocación hace que el maletero no pierda ni una pizca de espacio, manteniendo los 265 litros de capacidad (no es que sea para tirar cohetes) que en sus hermanos diésel y gasolina.
Acceso cómodo al interior
El acceso al vehículo es cómodo para las plazas delanteras. También lo es en las posteriores, aunque todo dependerá (como en todos los modelos del segmento) de la altura del conductor para saber si caben tres o cuatro personas en el coche. Atrás los asientos son cómodos y las personas altas no tocan con la cabeza en el techo. La posición al volante es muy buena. El ajuste del volante (pequeño y muy manejable) será la que nos marque la lectura del i-Cockpit de tercera generación y que ofrece grafismo en tres dimensiones.Una vez encontramos la combinación entre altura del asiento, distancia al volante, ajuste longitudinal y vertical del mismo (esa operación puede llevar algún tiempo en función del conductor y sus preferencias), el disfrute en el manejo está asegurado. Un consejo, si queremos experimentar una conducción más deportiva, ajustemos la profundidad al fondo para disfrutar más y tener mayor sensación de control.
Además del i-Cockpit y del teclado (estilo piano ya estrenado en el 3008), el e208 dispone de varios huecos para dejar objetos como gafas y llaves, muy a mano, y destaca el compartimento con tapa para colocar el teléfono móvil y cargarlo de forma inalámbrica. Esa tapa permite también ubicar el Smartphone por si lo usamos para alguna función complementaria a la navegación. También nos ha gustado la ubicación de la guantera, que no impide la buena posición de las rodillas del acompañante como sucede en otros modelos que buscan un diseño más atrevido.
Buen equipamiento
Destaca por ofrecer a nivel de equipamiento control de crucero adaptativo con función Stop & Go, con instrucciones ajustables de distancia de seguridad, Lane Position Assist (LPA), que mantiene la posición del vehículo en la carretera, Full Park Assist con función perimétrica Flankguard, freno automático de emergencia de última generación (detecta peatones y ciclistas, tanto de día como de noche, a velocidades de hasta 140 Km/h) y alerta activa de cambio involuntario de carril con corrección de trayectoria desde 65 Km/h, entre otros.Mecánicamente estamos ante un prodigio de la nueva era de la electrificación. No es, obviamente, ni un Tesla ni un Porsche Taycan (compañero de final en el Car Of The Year), pero dinámicamente no tiene nada que envidiar. A divertido tampoco le ganan.
Buen empuje
El motor de 136 CV empuja muy fuerte, con decisión y le da al 208 ese carácter deportivo que solíamos encontrar en los 205 GTi (viva la nostalgia). Entrega un par de 260 Nm, más que suficiente para lo que pretendemos con este modelo. Es un coche rápido y silencioso y no nos ofrece en ningún momento la rumorosidad de algunos eléctricos que se parecen más a un tranvía que a un coche. Además, no tiene nada que envidiar a un deportivo compacto.Pesa 1.455 kg, lo que le permite ser tremendamente ágil. La suspensión es otro de sus activos, firme y con un buen compromiso al trazar curvas muy cerradas. La frenada (que puede ser regenerativa para mejorar la recarga) es equilibrada aunque le exijamos un poco más en pista. No obstante, a base de dar vueltas al circuito pudimos comprobar cierto nivel de fatiga (lógico) en los frenos. En recorridos variados, con zona urbana, carretera y autopista, el e208 es muy completo. Repetimos, muy divertido de conducir.
El mando del cambio automático de una velocidad es muy parecido al de las versiones EAT8 de Peugeot, con dos modos de uso: el D, en el que la retención al decelerar es poca, y el B, donde retiene mucho más. En situaciones, básicamente en conducción urbana, podemos prescindir del pedal del freno gracias a su proceso de retención motor. También hemos podido comprobar que se puede variar la frenada regenerativa mediante la palanca de cambios. En el caso de máxima retención la sensación es que se frena mucho más, pero se consigue acumular más kilómetros a la autonomía en un recorrido por carretera, por ejemplo.
La batalla de la autonomía
En los datos del vehículo constan 340 kilómetros de autonomía, pero en la prueba y tras cargarlo por completo sólo nos ofreció un tope de 260 kilómetros (aunque desde la marca nos aseguraron que se trataba de modelos pre-serie pendientes de afinar). El proceso de carga no es complicado.Si optamos por un cargador rápido de 100 kW (en el concesionario) se consigue recargar el 80% de la batería en media hora, aunque durante la mayor parte de nuestra prueba no pudimos emplear este tipo de carga, y tuvimos que conformarnos con cargarlo de noche en un enchufe doméstico a 7kW, con lo que los tiempos de recarga se alargan mucho.
Si con algo nos tenemos que quedar tras esta prueba es con que el Peugeot e208 es un modelo que dará mucho de qué hablar. Es muy divertido de conducir, con unas reacciones deportivas y muy seguras, y con una experiencia de conducción que arranca más de una sonrisa. También hemos probado las versiones diésel y gasolina, pero les digo, a ciencia cierta, que la versión eléctrica merece la pena conocerla. Más que probarlo, hay que sentirlo, experimentarlo.