Probamos el nuevo Cupra Tavascan Endurance
Con motivo de la celebración de la Tavascan Challenge
Una de las diferencias que siempre rodean la compra de un vehículo es la disconformidad entre los consumos que comunican las marcas y el que realmente hace el conductor. La leyenda urbana cuenta que es imposible conseguirlo, pero en Neomotor podemos asegurar que se puede conseguir, y damos fe de ello. Y para certificarlo, que mejor que participar en un EcoRallye que, en esta ocasión organizó Cupra con uno de sus vehículos 100% eléctrico.
El protagonista fue el Cupra Tavascan, en su nueva versión Endurance. Se trata de un vehículo con tracción trasera y una batería de iones de litio de 77 kWh de capacidad neta. Desarrolla 286 CV de potencia, 210 kW si comenzamos a utilizar el vocabulario de los vehículos eléctricos. Esta versión no es la más potente de la gama, ya que la VZ alcanza los 340 CV, con una autonomía de 521 kilómetros.

En una prueba como esta, uno de los aspectos destacados es el de la recuperación de energía, y este es uno de los puntos fuertes del Cupra Tavascan. Introduce un “Modo B” en la palanca del cambio, que al levantar el pie del acelerador produce una desaceleración perfecta para entornos urbanos o pronunciados descensos. Se acompaña con unas levas detrás del volante, que nos ofrece tres niveles de regeneración
La aerodinámica es otro de los aspectos destacados en una prueba como esta, y aquí el Cupra Tavascan lo ha cuidado al máximo con una perfecta combinación entre diseño y eficiencia. Han optimizado el diseño de toda la carrocería, ruedas y sistema de refrigeración para mejorar la aerodinámica, consiguiendo un coeficiente aerodinámico Cx de sólo 0,26.

Un EcoRallye es toda una aventura, ya que son muchos los factores que influyen a lo largo de la prueba. Entender e interpretar correctamente el rutómetro es clave, ya que cualquier equivocación puede hacer que nos equivoquemos en la ruta y, por lo tanto, penalizar el tiempo. Aquí no hay nada de tecnología, y todo es en papel, tal y como eran los viajes antiguamente. Rutómetro y cronómetro son las dos armas fundamentales en la prueba.
Evidentemente, participar en una prueba como esta implica conducir de una manera diferente. Como no puede ser de otra manera, todos los vehículos llevan los mismos equipamientos, y montan los mismos neumáticos, para que todos los equipos participen en igualdad de condiciones. En esta ocasión, el recorrido era de ciento veinte kilómetros, y había un tiempo máximo de dos horas y diez minutos.

Fue un recorrido en donde combinaron diferentes situaciones de conducción, urbanas, interurbanas, subidas, bajadas vamos, de todo un poco. Evitar los acelerones, conducir a altas velocidades y, por supuesto ventanillas bajadas, radio y climatizador apagados, son parte del precio que hay que pagar para bajar el consumo. Cupra homologa un consumo medio de 16 kWh a los cien, y había que bajar de esa cifra para intentar ganar. En el caso de empate en el consumo, que lo hubo, se llevaría la victoria el equipo que hubiera empleado menos tiempo.
La experiencia fue de lo más gratificante. En las subidas tratábamos de controlar el consumo. En las bajadas regenerar a tope, y en autovías intentar no superar los 110 kilómetros por hora para que el consumo no se disparara.
Al final conseguimos un consumo de 13,4 kWh, reduciendo de forma considerable el fijado por el fabricante conforme el ciclo WLTP. Aún así, el tiempo logrado por el equipo de Neomotor no fue el más bajo, ya que los tres primeros lograron un consumo de 13,1 kWh, teniendo que echar mano de los tiempos para decidir el ganador.
Lo mejor, disfrutar de un gran vehículo cuyo precio parte de los 52.010 euros en su versión básica. A partir de ahí le podemos poner todo lo que queramos para darle un plus extra a algo que ya, de por sí, es extraordinario.