¿Es cierto que los coches con filtro antipartículas se estropean más de lo normal?

Los filtros antipartículas han cobrado un negativo protagonismo en los últimos tiempos, ya que este elemento es para muchos sinónimos de averías y problemas en el coche. Pero, ¿es cierto que los FAP o DPF (por sus siglas en inglés) pueden estropear nuestro vehículo? Para saberlo vamos a explicar qué es un FAP, qué mantenimiento requiere, y si es aconsejable, o no, comprar un coche con esta tecnología.

Los FAP comenzaron a instalarse en los coches debido a la necesidad de reducir sus emisiones, ante las duras exigencias medioambientales europeas. Una vez se logró que los motores de combustión fuesen lo más eficientes posible, tan sólo quedaba añadir elementos externos y aditivos para reducir su contaminación. Concretamente, los filtros antipartículas se encargan de reducir la expulsión de partículas sólidas, como hollín y cenizas, que se generan tras la combustión del gasóleo, aunque también se utiliza en algunos automóviles de gasolina.

Los FAP capturan y retener partículas sólidas en los gases de escape, evitando que sean liberadas al medio ambiente. Estos filtros constan de una serie de celdas cerámicas recubiertas con materiales porosos que atrapan las partículas. Cuando el filtro se satura, se procede a la regeneración.

Por lo general, el filtro antipartículas se encuentra cerca del sistema de escape, justo después del colector de escape y antes del silenciador. Su ubicación específica puede variar según el modelo y fabricante del vehículo.

Algunos FAP utilizan aditivos como el urea o el AdBlue para ayudar en la regeneración y reducir las emisiones. Estos aditivos se inyectan en el sistema de escape y reaccionan con las partículas atrapadas en el filtro, convirtiéndolas en gases menos nocivos.

Un mantenimiento adecuado del filtro antipartículas es esencial para su funcionamiento. Esto implica seguir las recomendaciones del fabricante en cuanto a cambios de aceite y filtros de aire, así como evitar el uso de combustible de mala calidad, que puede acelerar la obstrucción del filtro.

La regeneración es el proceso mediante el cual se queman las partículas atrapadas en el filtro antipartículas. Esto se logra elevando la temperatura en el filtro a través de un aumento en la cantidad de combustible inyectado en el motor o utilizando aditivos. La regeneración puede ser pasiva (automática) o activa (iniciada por el vehículo).

Para que la regeneración se complete con éxito, los automovilistas deben prestar atención a ciertos aspectos:

Los filtros antipartículas pueden sufrir averías que afectan su rendimiento general del vehículo. La obstrucción excesiva del filtro, causada por la acumulación de partículas sólidas, puede reducir la eficiencia del motor y provocar un aumento en el consumo de combustible. Además, un mantenimiento inadecuado o el uso de aceites no apropiados pueden afectar negativamente al filtro.

A su vez, en los coches con esta tecnología también estamos expuestos a un posible fallo del sistema de inyección de AdBlue. Si éste no funciona correctamente, el vehículo podría no ser capaz de llevar a cabo la regeneración adecuadamente. Esto puede resultar en un mayor desgaste del filtro y en la incapacidad de reducir las emisiones de manera efectiva.

A lo largo del tiempo, el filtro antipartículas también puede acumular cenizas, especialmente en vehículos diésel. La falta de regeneración adecuada o un mantenimiento deficiente puede llevar a una acumulación excesiva de cenizas que reduce la eficacia del filtro y puede requerir una costosa sustitución.

Es importante destacar que, para evitar estas graves averías, los automovilistas deben seguir las recomendaciones del fabricante en cuanto al mantenimiento, usar combustible de calidad y asegurarse de que el sistema de inyección de AdBlue esté funcionando correctamente. Además, estar atentos a las advertencias y luces indicadoras del vehículo que alerten sobre problemas en el sistema de filtro antipartículas o AdBlue y abordarlos de inmediato con un técnico capacitado. La prevención y el mantenimiento adecuado son cruciales para garantizar un funcionamiento eficiente y prolongado del filtro antipartículas, así como para mantener bajas las emisiones contaminantes del vehículo.

Es cierto que, en algunos casos, los filtros antipartículas pueden experimentar problemas debido a un mantenimiento deficiente o la incorrecta utilización del AdBlue. Averías como la obstrucción del filtro, el fallo del sistema de inyección de AdBlue o la acumulación de cenizas pueden resultar en costosos gastos de reparación y reducción del rendimiento del vehículo.

Sin embargo, estas averías no son necesariamente la norma. La mayoría de los automovilistas que siguen las recomendaciones del fabricante y mantienen adecuadamente sus vehículos diésel o de gasolina con FAP rara vez enfrentan problemas graves. La regeneración regular y el uso adecuado de AdBlue son prácticas clave para evitar problemas.

Por lo tanto, la recomendación de comprar un coche con filtro antipartículas depende de las prioridades y el estilo de vida del comprador. Si se está dispuesto a seguir las pautas de mantenimiento, utilizar combustibles de calidad y entender el funcionamiento del filtro, un vehículo con FAP puede ser una elección consciente y sostenible. Sin embargo, es fundamental estar preparado para la inversión de tiempo y dinero necesaria para mantener estos sistemas en óptimas condiciones y contribuir activamente a la protección del medio ambiente.