¿Quién se queda con el coche en caso de divorcio?
Ser titular de un vehículo no es sinónimo de quedarnos con él en caso de divorcio, dependerá de si se trata de un bien ganancial o no.
El amor al odio hay un paso y muchos matrimonios sufren los divorcios como un auténtico desafío vital. A la decepción, abandono y soledad se le suma un pleito por las propiedades que compartían con sus parejas y que, con el paso del tiempo, suelen ser más complejas de liquidar. Hemos hablado con Chabela Méndez, abogada de Divorcios en Santander, y acostumbrada a lidiar con separaciones que no llegan a un acuerdo. “Es tremenda la importancia de un coche, hay muchos conflictos sobre ellos dado que se utilizan para la familia o el trabajo y depende de la ciudad en la que vivas, es vital” nos comentó Méndez. Así que: ¿Quién se queda con el coche en caso de divorcio?
En España puedes casarte con separación de bienes, una decisión que evita llegar al momento de la negociación tras la separación. Cuando el matrimonio es en la modalidad sociedad de gananciales todo lo adquirido y comprado pertenece a ambos cónyuges, por igual con independencia de quien lo haya adquirido, del mismo modo que las deudas contraídas para ello. Tal y como nos explica la abogada, cuando el divorcio es contencioso, es decir no hay acuerdo amistoso, se deberá liquidar la sociedad de gananciales y repartir los bienes tras la sentencia judicial de dicho divorcio.
¿El coche es del titular?
Cuando hablamos de vivienda la idea está más clara, pero con los coches se suele dar por sentado que el titular es el propietario y así debe ser tras el divorcio. Sin embargo, la relevancia de los coches para la movilidad familiar, como estos con más maletero, los acaba convirtiendo en un punto de conflicto y negociación durante la liquidación de la sociedad de gananciales.
Hasta que eso no se resuelve, ambos cónyuges son propietarios del vehículo y se puede usar, asumiendo los costes de este, las deudas de su compra, las multas de tráfico y todo lo que conlleva ser dueño de un coche. Si uno de los divorciados se apropia del turismo y no permite al otro usarlo, se podrá reclamar una indemnización cuando se liquide la sociedad.
Para eso, lo más recomendable es llegar a un acuerdo sobre quién se queda con ese turismo a cambio de una compensación económica, al tiempo que se hace un inventario pormenorizado de detalles como: durante cuánto tiempo, quién pagará los gastos de ITV, seguros, gasolina, reparaciones, préstamo asociado el coche, etc.
El juez será el que dictamine finalmente quién se queda con el coche en función del interés de los hijos/as (si hay), las circunstancias de la familia y las personales de cada miembro de ese divorcio. Lo más corriente es atribuir el uso del coche a aquel cónyuge que tenga la custodia de los hijos y, en caso de ser compartida, a la persona que más lo necesite por la distancia al trabajo, al colegio y la opción de tener otro vehículo. La alternativa es un uso compartido por periodos, por ejemplo, mientras se hacen cargo de los hijos/as.
Las deudas también
Esa decisión implica también a la deuda que se contrajo para pagar dicho vehículo, uno de los aspectos más tensos de una negociación. “A la financiera hay que pagarle y en alguna ocasión se ha devuelto el coche porque ninguno de los dos quería pagar la letra” nos comenta Chabela Méndez. Del mismo modo que se deberán pagar todos los impuestos y multas relacionadas con ese vehículo. Por ese motivo, es recomendable realizar el cambio de nombre pese a no ser obligatorio, dado que quedará recogido en la sentencia de divorcio a quien se le adjudique el coche.
Un cambio de nombre que nos lleva a otra anécdota más repetida de lo que debería: muchas familias aprovechan las discapacidades de familiares para cometer un fraude al convertirlo en el propietario y titular del coche. En ese caso, ninguno de los cónyuges puede quedarse el coche, ya que no les pertenece, a no ser que admitan el delito al abrir otro pleito para recuperarlo.