Sin carnet, pero con estilo: la relación surrealista de Dalí con los coches
Salvador Dalí guardaba una fascinación por los coches que reflejó en su arte, aunque nunca tuvo carnet de conducir ni se puso a los mandos de uno
Cuando aparecieron los coches en el mundo, los artistas los veían como un símbolo de alta modernidad, juventud, rebeldía y fuerza desmesurada. No por nada el poeta italiano Filippo Tommaso Marinetti decía en uno de sus manifiestos: “un automóvil de carreras es más bello que la Victoria de Samotracia”.
Podremos estar o no de acuerdo con el italiano, pero de lo que no cabe duda es del enorme impacto que tuvo la industria automovilística en muchos artistas. Uno de los mejores ejemplos fue con Salvador Dalí, ya que el natural de Figueres siempre tuvo gran fascinación por los vehículos de cuatro ruedas.
Sin embargo, nunca tuvo carnet ni cogió el volante de ninguno, pero unas cuantas obras suyas tienen la presencia de coches o, por lo menos, le sirven de inspiración.
El amor de Dalí por lo coches
Salvador Dalí ha sido de esos artistas capaces de hacerse un hueco en los libros de historia. Podrá gustarte más o menos su estilo, como se suele decir para gustos los colores, pero sus obras son ampliamente conocidas y, muy probablemente, sea de los pintores más conocidos a nivel mundial.
Así pues, el artista catalán siempre demostró una verdadera pasión por lo coches, aunque nunca desde el punto de la mera experiencia de conducir. De hecho, el bueno de Dalí nunca tuvo carnet, pero le fascinaba todo el tema artístico y de diseño de los automóviles.
De hecho, Fleur Cowles, el cual era un íntimo de Dalí, escribió una biografía sobre el pintor en la que destacaba esa pasión por el diseño de los coches. Es más, Cowles asegura en la obra que el propio Dalí se puso en contacto con diversas marcas, porque tenía una idea para un coche deportivo.
En este sentido, el catalán siempre tuvo bastante fascinación por los Cadillac y tuvo una historia con dicha marca. General Motors tenía la necesidad de sacar modelos aún más exclusivos, por lo que contactaron con Dalí y este les dijo que debía llamarse Cadillac de Gala. Un modelo que, finalmente, la marca lanzó al mercado, pero el pintor les pidió un cheque para no ponerles una demanda.
Este automóvil, de hecho, es bastante exclusivo, porque solo se hicieron 6 ejemplares, entre los que destacaban personajes como el de Roosevelt, uno para Al Capone y otro para Clark Gable.
Cabe destacar que Dalí también realizó muchos encargos publicitarios, entre los cuales destacó uno para la marca Datsun, predecesora de lo que conocemos hoy en día como Nissan. La empresa japonesa se puso en contacto con Dalí y otros artistas para lanzar su modelo en el mercado estadounidense.
De esta forma, el artista recreó sus famosísimos relojes blandos con el Datsun 610 Wagon. La marca le regaló a Dalí un 180B Wagon, la versión europea, el cual se convirtió en un coche importante para el catalán, el cual nunca pilotó por no tener el carnet. Este modelo sirvió muy bien a Dalí, aunque tuvo que quedarse cogiendo polvo en un garaje.
Durante aquellos años, Datsun no tenía concesionarios en España, por lo que las reparaciones eran altamente costosas. Sin embargo, el coche fue rescatado por la Fundación Gala-Salvador Dalí, la cual lo restauró y puso como exposición en el Castillo Púbol, donde se puede ver en la actualidad.
En definitiva, la pasión de Dalí por los coches influenció mucho su vida y obra como artista surrealista. A la vista está que en muchos de sus cuadros usaba los automóviles para expresar su forma de ver el mundo a través del pincel.