Solo uno de cada ocho cargadores públicos de la Unión Europea es un cargador rápido
Existen poco más de 630.000 puntos de carga en los 27 países de la UE y la mayoría son de corriente alterna
La transición hacia la movilidad eléctrica es un paso crucial para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y combatir el cambio climático. Sin embargo, uno de los obstáculos más significativos para los potenciales compradores de vehículos eléctricos es la falta de opciones de carga rápida. Según la Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles (ACEA), solo uno de cada ocho cargadores públicos en la Unión Europea es de carga rápida.
Actualmente, existen poco más de 630.000 puntos de carga en los 27 países de la UE. Sin embargo, la mayoría de estos son cargadores de corriente alterna (CA) estándar con capacidades inferiores a 22 kW. Estos cargadores son ideales para aplicaciones de carga más lenta, como hogares, lugares de trabajo y áreas públicas como supermercados e instalaciones de ocio. Representan más de siete de cada ocho puntos de carga disponibles.
Por otro lado, los cargadores rápidos de corriente continua (CC), capaces de suministrar más de 22 kW de electricidad, solo representan alrededor del 13,5% del total. Estos cargadores están diseñados para una carga rápida y se encuentran a lo largo de autopistas y carreteras principales, facilitando opciones de recarga rápida para los conductores en viajes largos.
La ansiedad por la autonomía
La falta de una red sólida de infraestructura de carga es un factor conocido que desanima a los compradores de vehículos eléctricos. De hecho, la ansiedad por la autonomía es un fenómeno común: los conductores tienen miedo de quedarse sin batería en medio de un viaje. Así que si queremos convencer a los conductores europeos de que se pasen a los coches eléctricos, cargarlos debería ser tan fácil como repostar combustible. Es fundamental que los cargadores estén disponibles en el entorno diario de las personas y que sean rápidos y fáciles de usar.
Dicho esto, la red de cargadores rápidos públicos es esencial para facilitar los viajes de larga distancia y mitigar la ansiedad por la autonomía. Estos benefician especialmente a las personas que no pueden permitirse o no tienen acceso a instalaciones de carga privadas. Al igual que repostar gasolina o diésel, cargar un vehículo eléctrico debería ser una experiencia fluida. Solo así lograremos una transición exitosa hacia un futuro más limpio y sostenible.