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Susana Solís: “La descarbonización es el objetivo para Europa, pero no a toda costa, ni con sobrerregulación”

La eurodiputada popular abraza el objetivo medioambiental pero admite que se ha dejado de lado a la política industrial, “Europa ha cometido errores y tenemos que rectificar, aún hay tiempo para reaccionar”

El próximo 5 de marzo la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, presentará las conclusiones de su diálogo con la industria de la automoción ante la implicación de la revisión de la normativa de emisiones del CAFE que ha entrado este año en vigor. Un caballo de batalla en el que fabricantes y legisladores deben ponerse de acuerdo para no estrangular la industria más importante de Europa.

Desde el Parlamento Europeo, el trabajo para conseguir abandonar el dogma de ‘mejor sin coches’ en aras de un medioambiente ideal para salvar la industria es una de las principales preocupaciones. Susana Solís, eurodiputada por el Partido Popular, es una de las más firmes defensoras y garantes de una fuerza industrial que permita a Europa seguir siendo líder. Miembro de varias comisiones estratégicas (Industria, Medioambiente y Mercado Interior), apuesta por la electrificación pero de un modo ordenado, respetando la neutralidad tecnológica y defendiendo el valor industrial. Prensa Ibérica ha hablado con ella de los temas que preocupan ante esta nueva era disruptiva industrial.

En 2025 se implementa la nueva normativa CAFE, compleja a nivel de resolución. Se habla de muchas cifras. ¿Hemos ido demasiado deprisa hacia la electrificación?

Yo creo que Europa tiene unos objetivos muy ambiciosos, que tienen todo el sentido, la lucha contra el cambio climático, llegar a ser un continente sin emisiones, pero nos hemos marcado ese pacto verde, sin acompañarlo de una política industrial. Nos hemos dado cuenta demasiado tarde de que, todos esos objetivos tan ambiciosos, si no van acompañados de una política industrial, no van a ser rentables ni seremos competitivos.

Comparto el objetivo, pero creo que las formas y el camino no han estado del todo bien marcados, no hemos acompañado a toda la industria. Igual que de la industria de la automoción se puede hablar de otros sectores, y ahora mismo es hora de reaccionar.

¿Crees que es tarde?

Creo que hemos perdido mucho tiempo, como ha dicho Draghi, realmente. Pero por suerte, hemos reaccionado, y estamos a tiempo de actuar rápidamente. Se está hablando de muchos paquetes, nuevos paquetes legislativos, pero tenemos que centrarnos en reducir burocracia y apoyar a la industria como nunca, si es que queremos ser mínimamente competitivos.

¿Crees que Europa ha sufrido de hiperregulación?

Sin duda. Parte de nuestra pérdida de competitividad es por la brecha de innovación, porque está claro que la brecha tecnológica con Estados Unidos y China es la que nos ha hecho estar por detrás, pero también nos ha impactado nuestra propia sobrerregulación.

El gran reto que tenemos ahora es implementar todo lo que se ha probado en la legislatura pasada, y este nuevo mandato va a ser la legislatura del Pacto Industrial, ya no del Pacto Verde. Por delante tenemos el desafío de implementar todo lo aprobado, y simplificar para eliminar las trabas que ya estamos viendo en distintos sectores.

$!Susana Solís, eurodiputada por el Partido Popular

Lo que está aprobado hay que implementarlo, pero en unos tiempos que han cambiado, con nuevos escenarios abiertos...

Todo el Pacto Verde se aprobó antes de la guerra de Ucrania, antes del COVID. Era la gran hoja de ruta de la Comisión anterior, pero después de haberlo anunciado vino el COVID, vino la guerra de Ucrania y otras tantas tensiones geopolíticas. Sabiendo que el objetivo es el que tenemos, que es avanzar hacia la descarbonización, no puede ser que sea a toda costa, no puede ser a costa del empleo, no puede ser a costa de nuestra industria. Tenemos que buscar flexibilizar ese camino y, a lo mejor, pues si es necesario, que no nos tiemble el pulso a la hora de revisar, para simplificar.

La normativa CAFE es un ejemplo. Yo he sido muy clara en Bruselas. No se trata de cambiar los objetivos, lo sabemos y la industria lo sabe, pero se trata de no penalizar. No podemos castigar más a una industria que ha hecho los deberes, y que por el camino ha tenido que invertir muchísimo...

Esa industria se encuentra teniendo que rescatar de los armarios cosas que habían descartado tecnológicamente, con la pérdida de dinero que nos supone. ¿Creéis que a nivel político se ha percibido el esfuerzo de la industria?

En Europa, una parte del Parlamento siempre culpaba a la industria, ‘ellos son los que contaminan y los que ganan dinero’. Yo veo un papel diferente de la industria en nuestra sociedad, como un sector que crea riqueza en Europa, puestos de trabajo..... La industria no es el enemigo, es nuestra arma para poder ser líderes en el mundo.

La industria del automóvil es la joya de la corona de Europa. Fuimos líderes gracias al desarrollo de un montón de ideas y tenemos que volver a ese liderazgo, porque no nos podemos permitir no hacerlo.

Llegan los chinos, que nos adelantan en vehículo eléctrico y en tecnología. Mientras aquí pretendemos a salvar el planeta. ¿Nos hemos dormido? ¿Duele tener que reconocer que nos hemos equivocado?

Sí, duele. Duele reconocerlo, pero primero es necesario hacerlo para poder corregir los errores del pasado. Yo creo que hay que ser muy sinceros: Europa ha cometido errores y tenemos que rectificar. El análisis está hecho -y yo creo que Draghi lo ha hecho muy correctamente- pero no nos dediquemos a hacer más análisis y salgamos del diálogo de la automoción con acciones muy concretas para recuperar nuestra industria.

En China se toman decisiones industriales muy rápidas y en Europa somos más lentos...

Europa necesita ser más ágil. Por eso es muy importante que hagamos esa simplificación regulatoria. Como con la Euro 7. Cada reglamento tiene un montón de normas secundarias, que afectan a los vehículos y por eso nos estamos planteando cómo agruparlas para que un fabricante no tenga que estar cambiando cada cierto tiempo revisando su producción o su cadena de suministros.

$!Empleados en la fábrica del grupo Chery en Wuhu (China)

¿Eres optimista de las acciones que van a llegar?

Espero que sí, porque tienen que ser acciones valientes. Los chinos tienen toda la cadena de valor del vehículo eléctrico, y Europa necesita visión a largo plazo.

Espero que del diálogo de la automoción salga más que una solución para las multas del CAFE. Vendrán sí o sí, pero espero que con ello tengamos una visión más estratégica de qué tiene que hacer Europa para recuperar el sector. Tenemos que recuperar toda la cadena de valor. Ahora, por ejemplo, estamos invirtiendo en plantas de baterías, pero el entorno del vehículo eléctrico va desde la batería hasta el software.

Espero que de ahí salgan las reformas estructurales. Tenemos el talento, tenemos las capacidades, tenemos un mercado único de 450 millones de consumidores, pero claro, tenemos que hacer reformas simplificadas y dar a la industria seguridad jurídica.

Tenemos el mercado único que es cierto, pero eso es sobre el papel. Si analizamos el vehículo eléctrico vemos dos velocidades mientras nos dedicamos a aplicar aranceles a los coches eléctricos chinos. El volumen no es grande. ¿No es un sinsentido?

La gran ventaja de Europa es el mercado único, pero ese mercado único que tenemos que hacer que sea real. Hoy en día tenemos 27 regulaciones diferentes y en la electrificación hay una Europa de dos velocidades (donde por cierto España está a la cola). Se ha demostrado que Portugal en poco tiempo ha conseguido ponerse a la cabeza solo con políticas sensatas y con incentivos adecuados. España tiene que hacer los deberes, y hacer los deberes significa toda la infraestructura de recarga, los incentivos claros para el consumidor y tener una política clara hacia la electrificación.

¿Por qué no la tienen? ¿Incentivos claros? ¿Incentivos claros y sostenidos en el tiempo?

Y sostenidos en el tiempo, claro. Estamos viendo que eso solo crea más incertidumbre. Sabemos lo que ha funcionado en Noruega, en Alemania, en los Países Bajos, que son incentivos directos a la compra, en el concesionario, sabemos que funciona la bajada del IVA, por lo tanto lo podemos hacer. Debemos aprender de nuestros errores, no es posible que en España el dinero te llegue a los dos años, es un incentivo que no funciona, el consumidor necesita ver ese descuento en el punto de venta directamente. Y tenemos que evitar que haya esa Europa de dos velocidades en la electrificación, no es posible que nuestro gobierno no hayaplanificado el despliegue de la infraestructura de recarga, ni se señalicen los puntos de recarga en las autopistas.

¿Y crees que es posible?

Es que no hay otra. No hay plan B. El transatlántico ha salido del puerto y ya no puede volver atrás. El sector ha realizado las inversiones, que son miles de millones y no se puede retroceder. Por eso hay que hacer que esas inversiones sean rentables.

Europa tiene que trabajar en tener un vehículo eléctrico asequible para el ciudadano. Y yo ya he visto varios fabricantes que van a lanzar modelos de 25.000 euros.

Ya, ¿pero el ciudadano lo entiende?

Tenemos que trabajar mucho también con el ciudadano, que sepa cuál es la ventaja de tener un vehículo eléctrico. Aparte de los puntos de recarga. El sector está haciendo ese vehículo eléctrico asequible, aunque no olvidemos que además quizá no sea para todos. El ciudadano debe poder elegir. No necesitas que sea igual para todos, pero sí necesitamos tener una penetración que nos permita tener economías de escala para ir desarrollando nuestra industria. Y eso el ciudadano no lo percibe. Evidentemente no lo percibe.

$!La vicepresidenta de la Comisión Europea por una Transición Limpia, Justa y Competitiva, Teresa Ribera, en la rueda de prensa de este miércoles en Bruselas

¿Y por qué a nivel político están apostando más por el medioamiente que por la industria?

Creo que el problema de muchos políticos es que no van a favor de la electrificación, van a favor del decrecimiento, de que haya menos coches en las calles. Eso es lo preocupante, porque el objetivo es descarbonizar, es eliminar emisiones y seguir siendo líderes industriales y en innovación.

¿Y crees que España puede dar ese salto que necesita? ¿De qué depende? De tener las políticas... ¿De la política o de los políticos?

Depende de que el gobierno y los gobiernos hagan las políticas necesarias, que sabemos que son las que funcionan y además hay que ver quien mide la mano de los que miden el sector. En el tema de incentivos, y además nosotros también lo hemos dicho así, sabemos cuáles serían los incentivos que pondríamos si llegásemos al gobierno. Y el tema de los puntos de recarga es clave. España no está haciendo los deberes, y es algo tan doloroso como ver que, cuando hablas con la Comisión Europea, las cifras oficiales que registran de España ni siquiera coincide con las que el Goibierno indica.

He tenido que informar a la Comisión Europea, de que no es verdad, que el 23% de los puntos de recarga no estaban operativos en España, debido bien o a falta de conexión a la red o bien a fallos de ellos. Hay discrepancia en los datos. Si te vas a la Anfac, se habla de 50.000, de los que 11.000 no funcionan. La Comisión reporta 42.493 y el Ministerio, habla de 29.000.

Un buen caballo de batalla...

Y no solo son los números de los puntos de recarga, no: hay que hablar de la potencia. El 71% de los puntos de recarga son de baja potencia. Tardas más de tres horas en cargar, eso en un país donde tenemos largas distancias, donde 70% los coches duermen en la calle. Eso no invita a la electrificación.

¿Falta política o implementación de la política?

El Gobierno no cumple con la ley, una ley que ha aprobado, sobre los puntos de recarga de alta potencia. No es que incumplamos la ley europea, es la nuestra propia. Entonces si no tenemos puntos de recarga de alta potencia, es difícil que el usuario se lance al vehículo eléctrico. Yo soy usuaria de vehículo eléctrico y ya digo que es una odisea hacer viajes de larga distancia. Creo que el mejor prescriptor del vehículo eléctrico son los taxistas hoy en día.

¿Y eso?

Ellos ven claramente las ventajas que tienen. Es un desembolso inicial alto pues es necesario que haya un incentivo, pero luego te hablan de las ventajas que tienen en cuanto a mantenimiento, que en dos años no tienes ningún tipo de mantenimiento, o que el ahorro en combustible es claro. Necesitamos comunicar cuáles son las ventajas, por ejemplo, para quienes circulan por la ciudad, donde el vehículo eléctrico es muy beneficioso.

La neutralidad tecnológica es importante de aquí al 2035. ¿En estos 10 años qué puede pasar? ¿Cómo es el escenario en tu bola de cristal?

No tengo una bola de cristal, lástima, pero creo que tenemos que avanzar hacia la neutralidad tecnológica. Lo importante es reducir emisiones con la electrificación, y en el caso de los turismos es claro que es la tecnología más madura. Pero en los casos de transporte pesado de larga distancia, ahí no es posible la electrificación. Tendríamos que ir hacia biocombustibles, tendríamos que ir hacia gases renovables, porque no podemos fiarlo todo a la electrificación y más sin puntos de recarga.

Por lo tanto, creo que tenemos que ir hacia la neutralidad tecnológica, y eso es algo que está pendiente, y Europa debe desarrollar una tipología de vehículos que funcionen con combustibles de cero emisiones. No estamos hablando sólo de los e-fuels, de los combustibles sintéticos (que eso le conviene a Alemania, a Porsche), no, estamos hablando de que se abra la puerta a otro tipo de combustibles, algo que para nuestra industria pesada es importantísimo.

Las tecnologías deben competir y es el mercado el que decide si una tecnología es rentable.

¿Y el reciclaje de las baterías?

Estoy trabajando en Europa en el reglamento de fin de vida de los vehículos. No solo estamos hablando con los fabricantes, estamos hablando con los talleres, con los fabricantes de componentes, con toda la cadena, porque les afecta muchísimo este reglamento. Qué vamos a hacer, cómo vamos a reciclar los vehículos. Y también otra muy importante, por ejemplo, es la de baterías, el reglamento de las baterías.

Es interesante hablar de la vida útil de las baterías, ahora que estamos teniendo experiencia, porque parece que es mayor que la esperada. Vemos que está ya muy por encima de los 8 años, por lo tanto, eso también le va a dar mucha seguridad al ciudadano. Saber que una batería le va a durar más de 10 años con una capacidad mayor del 80%, y que va a tener un alcance mucho mayor en kilómetros.

¿Qué falta para entender el vehículo eléctrico?

Es importante no denostar al vehículo eléctrico. Comunicar cuáles son las ventajas y saber que no es un coche para todo el mundo, pero sí quitar esa idea de exclusividad de que el vehículo eléctrico es para ricos.Y aquí es importante la política de incentivos. En España las subvenciones las percibe el consumidor a los 2 años, de esta forma sólo puede hacer el desembolso alguien con un alto poder adquisitivo. Si bajamos el IVA, el consumidor percibe el beneficio en el punto de compra, y con el mismo dinero llegas a más gente. No solo tenemos que ir a la parte de responsabilidad medioambiental, que, claro, esto está muy bien si puedes pagártelo. Hay que hacer pedagogía, mucha más pedagogía, sí. Y es necesario ver los beneficios del vehículo eléctrico, tanto en la conducción como en la conectividad y el ahorro de combustible que el consumidor puede tener.

$!Elon Musk con su hijo X y Donald Trump, en el Despacho Oval

Y ahora, con el CAFE, los chinos... llega Donald Trump con sus aranceles...

Yo no comparto los argumentos de Trump. Aunque parece que cuando va con esos faroles, al final consigue algo. Creo que ahí Europa tiene que responder unida.

Para Estados Unidos somos un mercado muy importante y tenemos que hablar a Estados Unidos de tú a tú. Nosotros exportamos vehículos, pero importamos también mucho de otras tecnologías de Estados Unidos, como el petróleo o el gas, y por lo tanto tenemos que sentarnos a negociar y volver a ser un socio respetado.

Aunque creo que lo peor que nos puede pasar ahora es que, ante las amenazas de Trump haya movimientos unilaterales por parte de algunos países con tal de defender su industria. De la misma forma que tampoco veo normal que España haga movimientos unilaterales con China.

Es momento de actuar todos juntos, unidos, sabiendo que tenemos nuestra fortaleza. En el pasado también se pusieron aranceles y luego llegamos a acuerdos, por lo tanto tenemos que llegar a un acuerdo comercial con Estados Unidos. Creo que él es lo que está buscando. No tiene sentido un enfrentamiento con el mayor socio comercial que tenemos.

Hay que legislar, ¿pero la industria también debería hacer algo más?

Indudablemente. La industria europea está sujeta a unas exigencias muy altas, tecnológicas, de calidad. Pero también pienso que la industria es capaz de avanzar hacia los nuevos tiempos. Nosotros tenemos que facilitarles eso mediante una regulación ágil, flexible, simplificada, una regulación pro-inversora porque necesita atraer muchísimo capital. Las inversiones son enormes.

Pero la industria también necesita algo tan importante como la capacitación de los trabajadores, algo que puede ser un cuello de botella porque todos estos cambios significan que tienes que capacitar a tus trabajadores de una forma muy rápida. Y a lo mejor el que hacía una cosa va a tener que acabar haciendo software o reciclaje. Y las profesiones cambian.

Veo a la industria convencida del cambio que tiene que hacer y de la adaptación que necesita. Está sucediendo. Hasta ahora muchas empresas han hecho esos cambios, pero esos cambios venían dados por el mercado. Ahora es la primera vez que el cambio viene dado por la regulación. Pero soy optimista.

Es que no nos podemos permitir perderlo. Creo que el momento en el que estamos es cuando o Europa realmente pone las condiciones financieras, la reglamentación, incluso todas las condiciones, o esta industria está en peligro. Pero no solo la automoción, también la industria del acero, también está en peligro. Y así otros muchos frentes.