Los show cars y supercoches más fascinantes que han visitado Automobile Barcelona
Desde sus comienzos, el Salón de Barcelona ha sido un escaparate donde se han mostrado los prototipos y supercoches más innovadores y atractivos de cada momento
En cada época los sueños han tenido su propia forma, algo que queda patente cuando hacemos un recorrido por todas las ediciones del Salón del Automóvil de Barcelona celebradas en el siglo pasado y el actual. Un certamen que ha reflejado como ninguno las tendencias y modas que han hecho y siguen haciendo suspirar a los aficionados del mundo del motor en cada época.
El Salón del Automóvil de Barcelona nace en 1919 con el espíritu de ser el escaparate de toda la industria que se estaba desarrollando en la Ciudad Condal en torno a ese gran invento que estaba revolucionándolo todo y que se denominaba automóvil. Un certamen con un origen en gran parte comercial pero que en poco tiempo, a medida que el automóvil iba evolucionando, fue mostrando su lado más emocional.
Así, en las primeras ediciones antes de la Guerra Civil, invitaban a soñar los suntuosos chasis de los automóviles de prestigio de la época, con marcas como Hispano Suiza, Elizalde o Mercedes-Benz a la cabeza. A medida que pasaban las ediciones, los coches del Salón de Barcelona se iban diferenciando más de los de calle, dando la sensación de un salón futurista, algo que empieza a mostrarse en la edición de 1933. Es entonces cuando el diseño de las carrocerías de los automóviles comienzan a hacerse más aerodinámicas, con parabrisas y parrillas de radiador inclinados hacia atrás y encontrándose coches que ya invitaban a soñar.
Ese año Citroën exhibía una carrocería monocasco, algo en lo que la marca del doble chevrón era pionera. En la edición de 1935, provocaba suspiros el impresionante Mercedes 500 K roadster de color blanco con carrocería Erdmann & Rossi instalado sobre una plataforma giratoria, en donde siempre se arremolinaba una gran cantidad de público para conseguir verlo. También sucedía algo similar con los modelos de la compañía francesa Voisin que aplicaba conceptos de la aeronáutica al diseño de sus automóviles. Las firmas que invitaban a soñar en aquellas ediciones eran las que triunfaban en los circuitos: Mercedes-Benz, Alfa Romeo y Bugatti.
En las primeras ediciones celebradas tras el impass de la Guerra Civil, a partir de 1966, serían marcas como Ferrari, Aston Martin, Maserati o Lamborghini las que pondrían la “pimienta” en el certamen barcelonés. Durante esta década y la siguiente, en el Salón de Barcelona se presentaban modelos que solo podíamos ver en el propio Salón, y raras veces se veían por la calle. En la edición de 1967, si había un coche que invitaba a soñar ese era el Lamborghini Miura. Tampoco le iban a la zaga a la hora de captar miradas y flashes dos americanos que mantenían un duelo desde el otro lado del Atlántico, Ford Mustang y Chevrolet Camaro. Durante esos años los encargados de poner emoción a los visitantes del Salón eran los Bizarrini 5300 GT, Maserati Ghibli y Mexico y los Aston Martin DB 6 y DB S.
Durante las décadas de los 70 y parte de los 80 los sueños venían de la mano de los grandes carroceros italianos. Nombres propios como Bertone, Pininfarina y, un poco más tarde, Giugiaro, guardaron, edición tras edición, una gran fidelidad al certamen barcelonés, dando al Salón un brillo especial. Como no podía ser de otra manera, competían entre ellos por ganar el concurso de Elegancia del Salón. Algunos de esos modelos se quedaron solo en prototipo, mientras otros llegaron a ser producidos en serie.
En la edición XIII del Salón de Barcelona, celebrada en 1971, el Lancia Stratos de Bertone fue la gran atracción del Salón con su singular sistema de acceso interior a través del parabrisas delantero. Muy pocos visitantes se resistieron a entrar o al menos intentarlo. Los Ferrari 512 S y Alfa Romeo 33 de Pininfarina también atrajeron un gran número de miradas de los aficionados asistentes a ese Salón. Una edición más tarde, esta particular batalla continuaría con el Citroën GS Camargue de Bertone, que había visto la unos meses antes, en el Salón de Ginebra, y el precioso Fiat 130 Coupé con carrocería firmada por Pininfarina, que destacaba por sus líneas sobrias y armoniosas.
Es en 1973 cuando Giorgietto Giugiaro, a través de la firma ItalDesign, se estrenaba en el Salón del Automóvil de Barcelona exponiendo el Maserati Boomerang, un vehículo de afiladísima silueta, en pos de la aerodinámica, cuyo diseño influyó en modelos posteriores. Ese año Bertone presentaba tres modelos que entraron en producción, el Fiat X 1/9, Alfa Romeo Montreal y el Lamborghini Urraco, diseñado por Marcelo Gandini para la empresa carrocera.
Dentro de los modelos que en 1974 pasaron por el Salón del Automóvil de Barcelona se encontraban el Fiat 130 Maremma de Pininfarina, una versión del tipo familiar coupé del 130 del que se cuenta que al propio Giovanni Agnelli le gustó tanto que se lo quedó para uso personal. Se acompañaba de uno de los coches más longevos de Alfa Romeo, con sus sucesivos restiling, el Spider Alfa Romeo 2000, de un Jaguar XJ 12 y un Ferrari BB. Mientras, Bertone, por su parte, mostraba el Trapeze, construido con mecánica NSU Ro80 y Giugiaro contaba con el Caimano.
A pesar de la crisis del petróleo de esos años, los carroceros seguían haciendo soñar a los visitantes del Salón edición tras edición. En 1975 se disputaban la atención del público el precioso Lamborghini Bravo, de Bertone, y el CR 25, de Pininfarina, un modelo diseñado en función del mejor coeficiente de penetración aerodinámica (anunciaba 0,256), muy plano y anguloso, y que además aglutinaba muchas mejoras de seguridad. Además, por primera vez en nuestro país se exponía el Maserati Khamsin, diseñado para Bertone y producido por Maserati. En esos años se seguía también, además, soñando con supercoches como el Porsche 924 turbo y los Lotus Elite y Eclat o el Maseratti Quattroporte II, rarísimo modelo con motor desarrollado por la firma del tridente para el Citroën SM.
En 1977, año en que el Salón se hace bienal, se muestra un fascinante prototipo, el Jaguar XJS, con carrocería Bertone. Pero, para atractivo, el Jaguar XJ Spider de Pininfarina mostrado en la siguiente edición la del 1979, un modelo que no se llegó a fabricar y que aún hoy sigue resultando especialmente atractivo. Ese año ganaría el Concurso de elegancia del Salón, seguido del Ferrari 308 Rainbow carrozado por Bertone, de diseño completamente diferente al primero, éste anguloso por las líneas curvas y aerodinámicas del primero.
A lo largo de los años 80 la presencia de los carroceros se hizo algo más esporádica, en 1985 Pininfarina mostraría el Griffe 4, sobre base Peugeot, que conmemoraba el 30 aniversario de la colaboración entre ambas compañías iniciada con el 403, y también el Lancia Thema.
Es entonces el turno para que algunas marcas comiencen a presentar prototipos que sin ser emocionales, sí tenían cierto aire futurista. Como Citroën que en el Salón de 1985, muestra el Eco 200, cuyo desarrollo de coche ligero y de bajo consumo le sirve para el futuro desarrollo del AX, y el Eole de diseño muy avanzado y aerodinámico que contaba con un interior en donde se podían ver numerosos elementos que anticipaban los coches que estamos viviendo ahora, con pantallas de gran protagonismo y teclados incluidos.
A finales de los 80, corrían buenos tiempos para la economía con España dentro del Mercado Común. Algunos fabricantes ofertaban modelos exclusivos de los que solo iban a fabricar pocas unidades, algo que hacían duplicar su precio antes de entrar en producción. En el Salón de Barcelona de 1989 se muestran algunas de esas versiones, como el Aston Martin Zagato, Ferrari F40, Alfa Romeo Zagato...
Especialmente atractiva para los aficionados fue la batalla que desde finales de los 80 y principios de los 90 mantuvieron las marcas denominadas Premium. En la edición de 1991 Mercedes muestra el 600, equipado con un V12 y con todo el equipamiento electrónico pensable e impensable de la época para volver a poner las cosas en su sitio desde que BMW presentara el 750 con motor V12 en anteriores ediciones. A esa guerra sin embargo se uniría en breve Audi, peleándose por su trozo de tarta en el mercado de los coches de altas prestaciones. En este Salón presentaba el S4, berlina derivada del Audi 100, que equipaba un motor de 5 cilindros y 20 válvulas y una caja de cambios de seis marchas.
A finales de la última década del siglo XX, Alfa Romeo sorprendía con un concept para soñar, el Nivola, un coupé inspirado en el Stradale 33, que era un ejercicio de estilo que deleitaba a todos los visitantes de su stand. Le acompañaba un modelo que homenajeaba al ingeniero barcelonés Wifredo P. Ricart, un Gran premio 512, uno de los últimos diseños del ingeniero barcelonés para Alfa que es reconocido como uno de los más avanzados aunque no llegó a correr por el estallido de la II Guerra Mundial. Su presencia se reforzaba en el stand de Ferrari con la exhibición de un F50 de Pininfarina, fabricado para conmemorar los 50 años de la marca del Maranello.
En las ediciones del siglo XXI, el número de concept car mostrados por las marcas expositoras en el Salón del Automóvil de Barcelona se ha multiplicado. Conceptos que tenían propósitos muy variados. Desde los que avanzaban las líneas del futuro diseño de una marca o un modelo, o los que incorporan las últimas tecnologías desarrolladas por los fabricantes, hasta los que son un ejercicio estilístico y siguen invitando a soñar. Algunos de ellos aunando un poco de todo...
Por un lado, muchos prototipos han avanzado las líneas de futuros modelos con una estética más o menos fiel de los que luego se han llegado a fabricar. Conceptos que siguiendo las modas de los últimos años eran de vehículos pertenecientes a la categoría de los SUV. Un ejemplo es el Audi Cross Coupe Quattro Concept que anunciaba en 2009 cómo iba a ser el Q3 que iba a comenzar a fabricarse en la planta de Seat en Martorell poco tiempo después. En 2011, Mazda presenta un prototipo, Minagi, que avanzaba las líneas del que sería luego su CX-5, que significaba su entrada en el segmento de los SUV compactos, mostrando a la vez un nuevo lenguaje de diseño. En esa misma edición, Renault presentaba un concept denominado Captur, que luego daría lugar a un modelo de serie, aunque con parecidos solamente relativos. Dentro de los prototipos de SUV que no se han llegado a fabricar encontramos también el Peugeot HR-1, presentado en 2011, que mostraba una especie de interpretación francesa de un SUV urbano de apenas 3,7 metros.
Por el contrario, otros prototipos se han llevado a la realidad, como el Ford Iosis Max Concept, presentado en la edición de 2009, la del 90 Aniversario, que guiaba las líneas del siguiente Focus y C-Max. Aquí también Volvo presentó un S60 concept, un coupé de líneas muy depuradas, con ausencia de pilar C y mucha superficie acristalada. En 2015 Nissan mostraba el Sway, lo que luego tendría traslación a la serie como el Nissan Micra. En la misma edición aprovechó Mercedes para presentar su Concept Clase A, que anticipaba el diseño del nuevo compacto de su gama que rompía con el anterior del mismo nombre.
Pero también, en ocasiones, ha habido prototipos que han mostrado una idea pero no se han llegado a fabricar. El IBE 2.0 Concept de Seat, presentado en 2011, que mostraba el futuro eléctrico de la marca española, preparado para el Car2X y manejado por el móvil, es un ejemplo. En esa misma edición también la firma española mostraría el IBX, prototipo que anticipaba las líneas de un modelo que sí se ha llegado a fabricar, el Seat Ateca. En la edición de 2015, la marca presentaba otro prototipo que avanzaba sus líneas futuras, el 20V20 y que hemos visto cómo era el germen de la actual gama SUV de Seat. Y es que la marca española, fiel al Salón del Automóvil, ha mostrado, desde sus comienzos, sus prototipos en el certamen barcelonés, como sucedió con el Salsa y el Tango de principios de la década pasada.
Otras veces las propuestas de las marcas simplemente nos han permitido soñar con diseños como el espectacular coupé biplaza Infiniti Essence diseñado para conmemorar el 20 aniversario de Infiniti en el Salón del Automóvil de Barcelona de 2009. O el llamativo Peugeot EX1 de 2011, un roadster eléctrico de diseño completamente vanguardista con puertas de apertura invertida y diseñado para anticipar los futuros trazos de diseño de la marca. En 2007, Lotus enseñaría en Barcelona un atractivo Exige GT3 concept.
Especialmente bonito fue el Toyota FT-86 concept mostrado por la marca japonesa en la edición de 2011, un deportivo de poco más de 4,2 metros de longitud que acercaba el diseño de un futuro coupé de la marca. En 2015 Audi mostraba un espectacular Prologue, desvelado unos meses antes en el Salón de Los Ángeles, con una configuración de berlina de 5 metros de longitud que se mostraba al lado de la segunda generación del R8. En el Salón de Barcelona de esa misma edición pudimos disfrutar del Lamborghini Egoista, un prototipo con el que al firma italiana, muy fiel a la cita automovilística de la Ciudad Condal, celebraba los 50 años de la marca. De diseño muy radical inspirado en la aeronáutica, llevaba la firma de un grande del diseño, Walter da Silva.
En los últimos años, la tónica más habitual ha sido mostrar prototipos que avanzaban tecnologías respetuosas con el medio ambiente. Así en la edición de 2007, Honda mostró el Small Hybrid Sports Concept Coupé, un prototipo de conducción deportiva que aunaba el sistema híbrido de la marca japonesa, IMA, combinando motor de cuatro cilindros de gasolina y otro eléctrico. En la misma edición Toyota mostró el FT HS Concept, un espectacular deportivo coupé de propulsión híbrida. En la siguiente edición, Opel mostraba el concepto, bastante similar al que luego se puso a la venta, del Ampera.
Ya más cerca en el tiempo, Nissan, en el pasado Automobile Barcelona, nos sorprendería con el Blade Glider, un llamativo prototipo, evolución de uno presentado en Tokio en 2013, con forma de punta de flecha, más estrecho delante que en el tren trasero - eléctrico equipado con batería de iones de litio, con 272 CV de potencia y configuración 1+2-.
También en la última edición de Automobile Barcelona pudimos ver modelos de “carne y hueso” que invitaban a soñar a las cuentas bancarias más saneadas de la mano de Ferrari con un GTC4 Lusso T, mientras que Mercedes nos deleitaba con un precioso AMG GT-C Roadster, o Jaguar presentaba un exclusivísimo F-Type Sport 400, versión que solo se comercializaba durante un año.