Audi A7 Sportback 55 TFSIe: ¿Tiene sentido este híbrido enchufable?
Probamos el Audi A7 Sportback 55 TFSIe, una berlina híbrida enchufable que destaca por su confort de rodadura y autonomía eléctrica.
Las últimas noticias salidas de los pasillos de la Comisión Europea apuntan a una rebaja en la exigencia de la futura normativa Euro 7. Tal como apuntan las últimas anotaciones en el borrador y, “a la luz de las circunstancias geopolíticas y económicas actuales”, podríamos ver como Europa levanta el pie en la transición a la electrificación. Eso podría afectar a las sospechas de una regulación de los híbridos enchufables como el Audi A7 Sportback 55 TFSIe que hemos probado. ¿Mantendrán el distintivo CERO de la DGT? Por ahora, vamos a extraer las conclusiones de una semana al volante de esta berlina de representación.
Lo comentamos durante la prueba del Mini Cooper SE Countryman, también híbrido enchufable pero de segmento distintivo. La utilidad de estos PHEV va más allá de la pegatina que lucen en el parabrisas y su tecnología resulta la más coherente como medida de transición. Eso sí, aprovechar su autonomía eléctrica es todo un desafío y nos obligará a contar con un punto de carga diario, bien sea en casa o en el trabajo.
Audi A7 Sportback 55 TFSIe
La denominación completa del vehículo que hemos probado es Audi A7 Sportback 55 TFSIe quattro S Line. Es casi tan larga como la cuenta corriente que debes tener para configurar un modelo que parte de los 85.535,00 euros. Al acabado S Line se le conoce como la reinterpretación de la deportividad, sin llegar a exprimirla como sucede con los modelos RS.
En un A7 Sportback 55 TFSIe este paquete es delicado, como lo es también el color Gris Cronos Metalizado de la unidad (1.295 euros) o las llantas de Audi Sport en diseño de 5 brazos dobles en 20 pulgadas (620 euros). Calza unos neumáticos Continental SportContact 6 de 255/40. La silueta elegante y refinada de este A7 se ve retocada por unos grupos ópticos HD Matrix LED con intermitentes dinámicos que te dan la bienvenida al abrirlo. Tampoco pasó desapercibido el discreto spoiler trasero eléctrico, del que hablaremos más adelante.
El lujo de su vista exterior alcanza otro nivel al sentarnos frente a su volante deportivo, con pequeñas levas metálicas que apenas accionamos durante la conducción. Los asientos deportivos de cuero Valcona (500 euros) no solo son cómodos, también reflejan el status de un coche de representación como el A7 Sportback 55 TFSIe. Eso sí, si eres de tamaño pequeño no conseguirás que te sujeten del todo bien, pero encontrarás tu posición gracias al ajuste eléctrico del volante.
Como no podía ser de otro modo, el espacio es magnífico tanto en las plazas delanteras como traseras. Es más, este A7 es de los que se disfruta más como acompañante que como conductor. Especialmente si tu objetivo es ser eficiente y buscar consumir lo menos posible, algo que se hace complicado en tramos alejados de la ciudad. A cambio, el piloto disfrutará de la suspensión deportiva 10 mm más baja del S Line y unos acabados agradables al tacto y a la vista.
Un confort visual al que ayuda una disposición ya conocida del salpicadero, que integra las tres pantallas hápticas que conforman la central de 10,1 pulgadas, el virtual cockpit de 12,3 pulgadas y la del manejo de climatización de 8,6 pulgadas. Sobre esta última se sitúan también los accesos directos al modo EV, asistente de aparcamiento u otras funciones que decidas como propietario. Justo debajo mantienen como botón (pese a su semblante táctil) las luces de emergencia, el control de tracción, los modos de conducción y la ventilación.
Un PHEV de representación
El A7 Sportback 55 TFSIe es de esos coches que giran cabezas al pasar, y eso que no emite ruidos estrambóticos o luce un diseño extravagante. Su belleza la ven los ojos de aquellos que saben de su valor, que entienden del estatus que comporta conducir un coche como el A7. De ahí que la gran mayoría de hombres adultos se paren a observar a nuestro paso. Eso sí, la sorpresa de viajar a cero emisiones no se la quita nadie.
Eso es gracias al sistema 55 TFSI quattro de 340 CV, que lo convierten en un rara avis del mercado. Su propulsión se configura gracias a una batería de iones de litio de 14,1 kWh que afecta directamente al volumen del maletero, de 535 litros en las variantes diésel a 380 litros en la PHEV. Eso sí, el espacio es suficiente siempre y cuando no llevemos la maleta con todos los cargadores disponibles en su gama.
Como buen quattro que es, tiene tracción total y la caja S tronic es de siete velocidades. Unas marchas que mete a destajo con el fin de intentar mantener los consumos a raya, incluso en los modos de conducción deportiva. Lo homologado es 1,4 l/100 km pero, lógicamente y al combinarse con la batería, nos conformamos con ver 7,2 l/100 km en el marcador.
Eso sí, podemos intentar mantener la carga gracias a la frenada regenerativa en la desaceleración, que además estrena la función adaptativa leyendo el tráfico y el trayecto para adaptarse a la situación. Por ejemplo, frena más si tenemos un coche delante o una señal de tráfico de 20 para pasar por un badén.
Si acabamos con la energía de la batería es fácil que se dispare por encima de los 8 l/100 km, en conducción tranquila, pero no me sorprende. No nos olvidemos que estamos hablando de una berlina de 4,96 metros de largo por 1,90 m de ancho y 1,42 de alto, con una distancia entre ejes de 2,92 metros y un peso por encima de las dos toneladas. Lo mejor es recargar en cuanto se pueda, algo que tardaremos más de 7 horas en completar en un enchufe doméstico, pero que se reduce a 2,5 horas en una toma trifásica de 7,4 kW. Como detalle curioso, el A7 PHEV arranca en modo EV siempre, incluso cuando lo has apagado en modo híbrido.
El bloque de combustión es el gasolina 2.0 de cuatro cilindros archiconocido en el grupo Volkswagen y que concede 252 CV de potencia. El eléctrico, un síncrono integrado en la caja de cambios, concede 143 CV de potencia y 350 Nm, que es lo más relevante de la ecuación. Especialmente por la facilidad de conducción y agrado en las salidas de un semáforo o al terminar una curva.
Lo mejor y lo peor del Audi A7 Sportback 55 TFSIe
De un coche tan refinado como el Audi A7 Sportback 55 quattro TFSIe es difícil extraer conclusiones negativas, excepto por la escasa capacidad de su batería. Eso, sumado a que no tiene un motor poco potente y su peso es considerable, la autonomía homologada por la marca (52 kilómetros) es casi imposible de rozar. Solo lo conseguirás en tráfico puramente urbano y con mucho tiento, al sobrepasar los 100 km/h ese rango vuela.
Lo máximo visto en la prueba fueron 42 kilómetros. Es algo común en todos los híbridos enchufables pero, tratándose de un Audi, esperas algo más de autonomía. Es más, existen modelos como el Toyota RAV4, que ya superna los 90 kilómetros en su homologación WLTP en ciudad.
Como concepto, el Audi A7 está pensado para viajar y su comportamiento dinámico es intachable en vías rápidas, así como en algunos tramos de curvas más abiertas que completa gracias a la tracción quattro. Lo más destacable es su capacidad de insonorización y el confort de rodadura a velocidades altas. Es como si te metieras en un túnel con unos cascos última generación con cancelación de ruido, vas a tu aire. Eso sí, acabas superando fácilmente la velocidad límite establecida y es que no es un coche muy sensorial, es puro confort.
Para terminar, los innumerables asistentes a la conducción de este Audi A7 Sportback 55 TFSIe me parecieron algo intrusivos. Especialmente el de mantenimiento de carril, que además se desactiva en otra piña distinta al control de crucero, por lo que tardas en descubrir su funcionamiento. A cambio, su compatibilidad es completa y sin cables con una resolución en las pantallas, sonido y calidad percibida sin parangón por algo más de 87.000 euros.