La DGT quiere que este hábito termine porque pone en riesgo tu vida y la de los demás
Muchos aspectos de la carretera los pasamos por alto y pueden ser muy peligrosos si no los tenemos en cuenta
En el vertiginoso ritmo de la vida diaria, uno de los aspectos más importantes para garantizar la seguridad al volante suele pasar desapercibido: la presión de los neumáticos. Aunque muchos conductores no le prestan la atención necesaria, este simple chequeo puede marcar la diferencia entre un trayecto seguro y un accidente potencialmente fatal.
De hecho, la propia DGT ha hecho un llamamiento en sus redes sociales para que todos los conductores estén atentos a este detalle. Este simple detalle puede generar muchos problemas, desde accidentes como fallos en la mecánica del coche.
Peligros en la carretera: estabilidad y control en juego
Conducir con neumáticos mal inflados afecta directamente la estabilidad del vehículo. Cuando están subinflados, el contacto con la carretera aumenta, pero de forma desigual, lo que provoca una pérdida de maniobrabilidad, especialmente en curvas o maniobras bruscas. La situación no mejora con los neumáticos sobreinflados, ya que la menor superficie de contacto reduce la adherencia, volviendo al vehículo más propenso a deslizamientos peligrosos.
El fantasma del reventón: peligro en cada kilómetro
Uno de los escenarios más temidos por los conductores es el reventón de un neumático. Los expertos advierten que mantener una presión incorrecta —ya sea alta o baja— incrementa la probabilidad de que esto ocurra, especialmente en viajes largos y a alta velocidad. En condiciones de baja presión, el neumático se calienta más de lo normal, debilitando la estructura interna y haciendo que sea más vulnerable a un reventón repentino.
Este tipo de fallos puede ser devastador, sobre todo en carretera, donde un reventón a alta velocidad es muy difícil de controlar y puede derivar en accidentes graves o incluso mortales.
Más dinero, más combustible y más contaminación
No revisar la presión de nuestros neumáticos no solo es una cuestión de seguridad vial. Los conductores también pueden notarlo en el bolsillo. Según datos de la DGT (Dirección General de Tráfico), conducir con neumáticos subinflados puede aumentar el consumo de combustible hasta en un 5%. Esto ocurre porque la mayor resistencia al rodar obliga al motor a trabajar más.
Además, esta falta de eficiencia energética repercute en un aumento de las emisiones de CO2, contribuyendo negativamente a la contaminación ambiental. En un momento donde la conciencia ecológica es clave, este es un factor que no se puede ignorar.
Desgaste prematuro y problemas mecánicos
Un neumático sin la presión adecuada no solo afecta al consumo de combustible, sino que también desgasta más rápidamente la banda de rodadura, reduciendo su vida útil. Los neumáticos subinflados se deterioran más en los bordes, mientras que los sobreinflados concentran el desgaste en el centro, obligando a los conductores a reemplazarlos antes de lo previsto.
Este desgaste irregular también puede dañar otros componentes del vehículo, como la suspensión o los frenos, que se ven obligados a trabajar más para compensar la pérdida de rendimiento.
Un pequeño esfuerzo que salva vidas
Al final del día, dedicar unos minutos a revisar la presión de los neumáticos puede salvar vidas, prevenir accidentes y reducir gastos innecesarios. En el contexto actual, donde las tecnologías de seguridad en los automóviles son cada vez más avanzadas, descuidar algo tan simple como la presión de los neumáticos sería un error imperdonable.
Revisar y mantener los neumáticos en condiciones óptimas es una responsabilidad ineludible para todos los que se sientan al volante. Porque, en carretera, la seguridad comienza en el punto de contacto más importante: los neumáticos.