Peugeot y Audi nos enseñan cómo mejorar la autonomía de un eléctrico

La autonomía es, sino el más importante, uno de los aspectos clave a la hora de comprarse un eléctrico. Actualmente, con tiempos de carga que, en el mejor de los casos, rondan los 30 minutos, es importante la cifra total que podemos recorrer entre cargas porque demuestra la capacidad de un eléctrico de cubrir largas distancias sin problemas. La fórmula del éxito, entonces, pasa por la autonomía, pero no es fácil ganar kilómetros sin disparar el precio de un vehículo. Recientemente, Audi y Peugeot, con los nuevos Q8 e-tron y e-208, han demostrado cómo incrementar la autonomía sin disparar el precio.

Audi tiene un poco más de margen para apostar por una batería más grande. Su condición de marca premium le permite incrementar ligeramente el precio sin penalizar las ventas en exceso. Para el Q8 e-tron, la segunda generación del e-tron, han apostado por una nueva batería de 106 kWh de capacidad, mejorando desde los 95 kWh previos.

Sin embargo, no solo con más capacidad ha conseguido Audi dispara la autonomía de su eléctrico desde los 437 kilómetros hasta los 575 kilómetros. A esos 11 kWh extra se le suman nuevos alerones en los bajos para reducir su resistencia aerodinámica, un aspecto clave en la autonomía, que dejan su coeficiente aerodinámico en 0,24 -0,26 antes-, una gran cifra cercana a la que presentan los coches de competición.

Por otro lado, Peugeot no puede optar por incrementar de forma importante la capacidad de la batería. A la necesidad de más espacio en su compacto se le suma que el precio del kWh es, de media, de 138 euros, por lo que agrandarla supondría un encarecimiento peligroso para su competitividad. En su caso, la firma de Stellantis se ha centrado en mejorar la gestión de energía para optimizar el consumo.

En ese sentido, el e-208 incrementa ligeramente su capacidad neta de los 46 kWh a los 51 kWh gracias a una batería más eficiente, aunque también es más elevada la potencia de su motor, que pasa de los 136 a los 156 CV, hecho que jugaría en contra de la autonomía. Esta configuración se acompaña de una nueva bomba de calor para maximizar la eficiencia de la climatización -el sistema que más energía demanda tras la misma propulsión-, unos neumáticos de categoría A+ específicos para eléctricos y unos desarrollos de cambio específicos para, al final, pasar de los 362 kilómetros de autonomía, hasta los 400 -o 500 en ciclo urbano-.

Mientras no lleguen las baterías de nueva generación, más baratas y con una mayor densidad de energía, los fabricantes deberán seguir buscando la fórmula para entregar la máxima autonomía posible para dominar el mercado eléctrico.