Tesla se enfrenta a sus trabajadores en la huelga más larga de Suecia
Su personal de mantenimiento lleva seis meses en la que es la huelga más larga del país y en la que se ha sumado uno de los sindicatos más grandes de Suecia, Unionen.
La situación de Tesla en el mercado sueco es más tensa que nunca. Pese a que tiene al Model Y colocado como el coche más vendido en el país escandinavo, sus trabajadores llevan seis meses en huelga. Teniendo en cuenta que la compañía no tiene fábricas y no produce vehículos ni baterías en el país, este hecho podría parecer menos grave de lo que es, pero lo cierto es que su personal de mantenimiento está en huelga por lo que no se está prestando ese servicio en el país.
Desde hace medio año, más de un tercio de sus mecánicos se niegan a realizar sus tareas de mantenimiento y servicio, mientras el sindicato IF Metall, que los representa, pide un nuevo convenio colectivo que permita al sindicato firmar acuerdos que afecten a toda la plantilla de la compañía en el país. Elon Musk y la dirección local se niegan y esperan que la huelga caiga por su propio peso.
De hecho, la compañía ha llegado a confirmar recientemente que lo peor de la huelga ya había pasado, pero desde IF Metall aseguran que la huelga sigue y, por si fuera poco, uno de los sindicatos más grandes de Suecia, Unionen, que representa a más de 700.000 trabajadores de distintos sectores, se ha sumado a la lucha.
David contra Goliat
Es difícil hacer frente a un gigante como Tesla en un país en el que, además, tiene poca fuerza laboral más allá del servicio de venta, posventa y mantenimiento, así como personal administrativo, aunque desde IF Metall explicaron a Reuters que “la huelga seguirá hasta que haya un acuerdo, algo para lo que no hay señales en el futuro próximo”. “Hemos negociado con la dirección sueca de Tesla durante abril, pero ha mostrado poca predisposición a la negociación”.
Es por eso que la participación de Unionen en la disputa es importante, ya que afectará a la marca en otros ámbitos más allá del mantenimiento. En ese sentido, la primera medida que ha puesto en marcha, esta misma semana, es la de negarse a trabajar con modelos Tesla en las revisiones técnicas obligatorias en los establecimientos de Dekra Industrial, algo así como la ITV española. Dekra se encarga de las inspecciones a la marca en el país y, si la firma busca otras compañías, desde Unionen han confirmado que están preparados para poner en marcha otras medidas.
Según declaraciones del director de negociaciones de Dekra, Martin Wastfeldt a Reuters, estas nuevas medidas podrían incluir el bloqueo en otras compañías en las que tiene afiliados, como la que fabrica las matrículas de Tesla en el país o incluso la huelga del personal administrativo, de recursos humanos y financiero de la misma marca de coches eléctricos. “Tenemos un arsenal de medidas para resolver este tipo de conflictos”, dijo Wastfeldt. “Es fundamental que protejamos nuestro sistema de acuerdos colectivos”, añadió.
Otros colectivos profesionales han intentado entorpecer la labor de Tesla bloqueando, por ejemplo, la descarga de vehículos en los puertos, pero aun así la compañía ha conseguido mejorar sus cifras de ventas en el país. Además, Tesla, para capear las huelgas, ha ido mandando trabajadores desde otros países para períodos cortos de tiempo para que hagan el trabajo que sus empleados en huelga se niegan a hacer. La lucha parece más activa que nunca, pero también parece que está lejos de terminar.
Europa lucha con Tesla
El problema sueco se une a la ya conocida situación de la planta de Tesla en Berlín, donde un grupo de ecologistas y los vecinos de la fábrica, situada en Grünheide, cerca de la capital, se niegan a que la compañía pueda ampliar la factoría. Alegando un importante impacto sobre el ecosistema natural y la gestión del agua, recientemente la tensión ha escalado con los disturbios provocados por un grupo de 800 activistas, cuando marcharon para provocar “disrupciones” en la fábrica, aunque la policía los contuvo, no sin antes dejar a 21 agentes heridos.
Su voluntad era provocar destrozos en nuevos vehículos, cortar carreteras y demás medidas para obstaculizar su trabajo. Cabe recordar el incendio en un poste eléctrico que en marzo paró durante unos días la fábrica al dejarla sin electricidad y que se atribuyó a la acción ecologista.
Todo esto, en un momento en el que la firma ha subido precios en busca de un mayor margen de beneficios en un contexto de mercado en el que, aunque es el líder eléctrico indiscutible, las ventas de este tipo de vehículos están cayendo.