China se corona como el mayor exportador de coches eléctricos del mundo
El país del sol naciente apostó por el coche eléctrico y la industria de las baterías, por lo que ahora lidera esta transición.
Era cuestión de tiempo y la pandemia lo puso de manifiesto. La dependencia de China es tal que el mundo gira al ritmo que marcan sus fábricas, que hace tiempo que dejaron de ser el patito feo de la economía. Hablar de industria en China requiere de un artículo extenso y enrevesado, pero puede resumirse del siguiente modo: las marcas que quieren producir allí, deben hacerlo tras firmar un acuerdo de colaboración con una empresa nacional. Aceptar esa intromisión tenía una clara ventaja en los costes de fabricación, pero ha terminado por ser el primer paso para convertir a China en el mayor exportador de automóviles del mundo.
Ese sorpasso sucedió en 2009, cuando el país asiático superó a Estados Unidos como el mayor fabricante de automóviles del mundo. Un liderazgo que, desde el pasado 2022, también defienden como nación que más coches eléctricos exporta del mundo, por delante de Japón. El camino para llegar hasta aquí ha sido largo, pero lo suficientemente controlado como para que, a día de hoy, China tenga en su poder la red de componentes y materiales necesarios para la transición a la electromovilidad de Europa.
Nos fuimos por la ‘pasta’...
Y ellos llegarán para conquistar el mercado. Esa parece ser la trama de la historia del coche eléctrico y todo empezó por los costes de producción. Fabricar en China era más barato, así que las marcas se trasladaron a Asia, asociándose a conglomerados locales que aprovecharon para adquirir los conocimientos, la experiencia y la información que luego usarían en sus propias marcas chinas.
Al tiempo, el mercado de componentes se iba haciendo fuerte y la relevancia de China en la producción de baterías y semiconductores es de sobra conocida. CATL (China Contemporary Amperex Technology) lleva años alzándose como el mayor fabricante de baterías, seguida de la surcoreana LG Energy Solution y Panasonic (Japón). El 32,6% de baterías instaladas en vehículos híbridos o 100% eléctricos en 2021 fueron de CATL y BYD produjo un 8,8%, pero lo preocupante es que no hay ningún proveedor europeo en el top 10 de este sector.
La reacción, tardía, de las compañías del viejo continente ha llegado. Parece ser que Europa vuelve a estar entre sus planes de desarrollo, con la instalación de gigafactorías como la de Sagunt. El proyecto Venergy +, en Extremadura, está pendiente de los fondos europeos y todavía se están negociando plantas de Tata Motors (Zaragoza) y BYD. Efectivamente, empresas asiáticas que llegan a nuestro país para darnos trabajo. ¿Curioso, verdad?
Los chinos lideran el mercado
La decisión de obligar a los fabricantes a establecer lazos con sus empresas nacionales derivó en la creación de joint ventures como SAIC/Volkswagen, Dongfeng/PSA, GAIG/Peugeot y, por ende, en la producción de modelos descatalogados en Europa para el usuario chino. Así aprendieron que le gusta al cliente del viejo continente, sus tendencias estéticas y sus exigencias a nivel de dinamismo, conectividad y seguridad.
Con estos conocimientos bajo la manga, el mercado chino se propone conquistar nuestro territorio con propuestas económicas, bien terminadas y con una pinta (estética) de lo más moderna. A eso debemos sumar la política europea en pro del coche eléctrico, con una penetración del 15,1% en el mercado global, según datos de la ACEA. Pero no solo eso, la guerra de Ucrania cortó de raíz los lazos industriales de gran parte del mundo con Rusia, una situación que China aprovechó para exportar sin rivales ni ética.
No existen, por ahora, aranceles específicos a los vehículos cero emisiones llegados del país asiático, así que el precio ha sido el principal argumento para ser testigos del ascenso de marcas como MG o BYD. Pero no solo se suman las exportaciones de firmas chinas, también de modelos que se fabrican allí como el Dacia Spring o el Tesla Model 3 y Model Y, el BMW i3, los Polestar y en un futuro el Cupra Tavascan.
Así que era cuestión de tiempo que China se convirtiera en el mayor exportador de coches eléctricos del mundo, tal como aseguró la Asociación China de Fabricantes de Automóviles y se replicó en el medio japonés Nikkei. Ya lo fue en 2022, con un crecimiento del 120%, pero es que en el primer semestre de 2023 su aumento ha sido del 73% respecto al mismo periodo del año pasado. El país del sol naciente exportó 2,14 millones de coches, frente a los 2,02 millones de los japoneses, y el 25% de estos fueron cero emisiones. Suponen algo más de 500.000 eléctricos producidos, de los cuales 180.000 fueron Tesla (Shanghái) y 80.000 de BYD.